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80 años de Paradores en las islas

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1936. Albergue de la Cruz de Tejeda
El Archipiélago Canario ha contado con Paradores Nacionales en todas las islas (salvo La Graciosa), si bien en la actualidad Lanzarote y Fuerteventura carecen de este tipo de instalaciones, La Palma tiene uno en El Zumacal que sustituye al que había en la capital palmera, y el de Tejeda, el primero en construirse gracias a los fondos del Cabildo, padeció el cierre durante más de una década y fue reabierto en 2009 tras una reforma (que también financió en parte el Cabildo) que fue muy criticada por eliminar la 'huella' del artista Néstor Martín-Fernández de la Torre que tuvo en sus inicios.

La historia de estas instalaciones arranca con el de Tejeda, construido inicialmente como albergue de montaña, pero con un diseño original obra del artista grancanario que haría de la Cruz de Tejeda un referente en este tipo de establecimientos. La Guerra Civil y la Guerra Mundial produciría un parón en la actividad turística, si bien el Mando Económico de Canarias (creado por Decreto el 5 de agosto de 1941) tuvo en el Capitán General Francisco García Escámez e Iniesta una sensibilidad y visión de la actividad turística bastante acertada, hacia la que apuntó la dirección de la economía en una situación de aislamiento y carestía en se encontraban las Islas Canarias durante dicho periodo. El Mando Económico impulsó el turismo en la época mediante la promoción de hoteles o paradores, en los que se imponía una estética que se ha denominado como estilo 'neocanario' o 'historicismo regionalista' con la financiación de los impuestos especiales aplicados a los productos importados que llegaban a las islas. La recuperación del Hotel Santa Catalina y el Mencey son dos de sus actuaciones destacadas.

No obstante, estos hoteles no pudieron formar parte de la red de Paradores porque se ubicaban en la ciudad, por lo que no cumplía con los requisitos establecidos en aquella época. Sin embargo, tras la iniciativa del Cabildo grancanario en Tejeda, el Mando Económico llevó a cabo la adquisición del solar donde se edificaría el parador de Santa Cruz de La Palma y el de Puerto Cabras. Posteriormente, la Dirección General de Turismo realizaría los paradores de Arrecife en Lanzarote y el de las Cañadas del Teide en Tenerife. Los paradores de Santa Cruz de La Palma, Arrecife y Puerto Cabras (hoy Puerto del Rosario) fueron proyectados en el estilo de la arquitectura tradicional canaria, por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado.

La historia de estos establecimientos es singular e irregular y hay que tener en cuenta que en su momento cubrían una oferta de alojamientos inexistente en las islas no capitalinas, mientras en las islas de Gran Canaria y Tenerife se realizaron en zonas de cumbre donde no existían hoteles, pensiones o viviendas para el turismo. Con el desarrollo turístico, los paradores perdieron competitividad hasta su cierre, como fue el caso de los de Puerto del Rosario y Arrecife.

Paradores en Canarias

  • Tejeda. 1938 se realiza una presentación del inmueble, pero no es hasta 1942 cuando llegan los primeros muebles y sale a subasta la explotación, según nos explica Serafina Suárez García. Abrió como hostería en 1948 y cerró en 1996 hasta su reapertura en 2009. Se debió al arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre y su hermano el pintor Néstor. Se denominó en los planos originales como refugio, realizado con un lenguaje regionalista.
  • Teide. 1960. Realizado por Jesús Valverde Viñas por la Dirección General de Turismo, vinculado al viejo concepto de refugio de montaña, ubicado a los pies del Teide a 2200 metros de altitud con un paisaje espectacular. La parcela fue cedida por el Ayuntamiento al Estado y afectada al Ministerio de Turismo con destino a la construcción del parador con cargo al Ministerio.
  • La Palma. el primer establecimiento fue promovido en el periodo de la II Guerra Mundial por el Mando Económico de Canarias en la década de los cincuenta, encargado a José Enrique Marrero Regalado. La reforma se encargó a Miguel Martín-Fernández de la Torre con proyecto redactado en 1962 que establecía 14 habitaciones por planta con baño propio. Las obras concluyeron en 1966 y ya en 1971 se proponía por la comisión de Turismo del Cabildo construir un gran hotel insular o parador con 400 ó 500 plazas. Su ampliación era imposible y se propuso construir un nuevo establecimiento. El arquitecto Juan Palazuelo se desplazó a la isla para seleccionar el emplazamiento. Los terrenos elegidos estaban situados en El Zumacal (Breña Baja), que fueron cedidos gratuitamente por el Cabildo Insular. El proyecto fue asignado al arquitecto Jesús Valverde, que integraba como pieza principal una torre militar característica de la construcción canaria, réplica de la Torre del Conde de La Gomera. El parador de Santa Cruz de la Palma quedaría transformado en una 'posada nacional', establecimiento análogo a los antiguos albergues al ser su categoría de tres estrellas. Contaba con 36 habitaciones repartidas en dos plantas, que aunaba la arquitectura popular canaria con sus balconadas de madera superpuestas a un edificio moderno convencional construido entre medianeras en el centro histórico de la capital.
    Manrique pinta el mural del Parador de Arrecife.
  • Lanzarote. En 1946 se aprueba la construcción del Parador-Club Náutico de Turismo de Arrecife. La Dirección General de Turismo encargó el proyecto a Marrero Regalado y se adjudicó a la empresa Elejabeitia SA de Madrid. Su presupuesto ascendía a 712.357,63 pesetas. Fue inaugurado el 1 de junio de 1950. Contaba con 14 habitaciones para huéspedes, 3 para el servicio y una para el administrador, complementadas con 3 cuartos de baño. Parte de la decoración y mobiliario fue realizado por el señor Márquez. El propio Marrero Regalado también concibió la decoración. La ornamentación mural se encargó a César Manrique. En la fachada, Marrero añade a la estética neocanaria elementos del patrimonio insular como son las espirales que imitan a las de la iglesia de San Francisco de Teguise y las típicas grandes chimeneas de esta  población. Este será el primer edificio que con fines turísticos se levante en Lanzarote. Sus expectativas pronto  son cubiertas y en 1953 ya se decide ampliarlo. En 1956 se llevará a cabo tal ampliación. Se añadirán 24 habitaciones. En sólo veinte años el edificio vio truncadas sus expectactivas al considerársele inadecuado dentro de las directrices de la modernización. Se había decidido demolerlo porque el Ayuntamiento destinaría su solar para otros fines. Al mismo tiempo, se idea un nuevo edificio frente al castillo de San Gabriel, donde estaba la fábrica de hielo Betancort y Coll. El proyecto fue encargado al arquitecto de la Dirección General, Juan Palazuelo. Este último proyecto no llegó a culminar, como tampoco la demolición del Parador, que aún hoy existe convertido en edificio de usos múltiples (UNED, Oficina Insular de Turismo, Consejería de Turismo, Biblioteca Municipal, sede de numerosos colectivos y asociaciones, etc). En el Catálogo de Patrimonio del Plan General de Ordenación Urbana de Arrecife sólo se le permitía obras de restauración y conservación. Desde que se aprobó el PGOU, la conservación del edificio deja mucho que desear.
  • Fuerteventura. el 23 de septiembre de 1968 fue inaugurado por el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, obra del arquitecto Juan Palazuelo de la Peña, cuyo proyecto integraba lo popular con lo moderno en un edificio modular que se extendía horizontalmente y que adoptaba lo vernáculo en la torreta que destacaba en altura y en detalles como las balconadas o terrazas que miraban al mar. El edificio tuvo un coste de 38 millones de pesetas y se encontraba a dos kilómetros de la capital insular, sobre la extensa y solitaria Playa Blanca. El Cabildo Insular, propietario del establecimiento, cerró el mismo en 2013. Este año fue reabierto como hotel escuela a cargo de una empresa privada.
  • El Hierro. Último parador que se construyó en las islas (1976) en Las Playas, promovido por el Ministerio de Información y Turismo, aunque inaugurado con la Secretaría de Estado de Turismo en el periodo democrático. Esta obra siguió la vieja influencia de realizar la arquitectura de los paradores canarios con el sentido del periodo autárquico, en el que lo popular cobraba influencia sobre lo moderno o racionalista. Estilo mimético, que ocupa un amplio espacio junto al mar (con problemas por inundaciones en varias ocasiones), en uno de los lugares más solitarios de la isla, entre el gran risco de Las Playas y el mar.
  • La Gomera: 1972 obra del arquitecto Juan Palazuelo de la Peña, promovido por el Ministerio de Información y Turismo, con el estilo regional canario muy marcado, gracias a un arquitecto que le gustaba empaparse de lo histórico o regional antes de comenzar a proyectar. Asimismo, tenía una obsesión por hacer uso de materiales viejos para que la apariencia vetusta fuera lo más real posible. Palazuelo era un arquitecto preocupado por la historia y el valor arquitectónico y artístico de los inmuebles. La planta de este parador era alargada y combinaba el tipo canario de casa patio con los pabellones alargados destinados a habitaciones, que conectaban con un modelo más moderno de arquitectura. Se trata de una construcción de no más de dos plantas y perfectamente integrada en su entorno, en la que el diseño del jardín como prolongación del entorno natural del lugar se convertía en el gran protagonista.


Fuentes (documentos en pdf)

María José Rodríguez pérez.'La rehabilitación de construcciones militares para uso hotelero: La red de Paradores de Turismo (1928-2012)'
http://oa.upm.es/20132/1/MARIA_JOSE_RODRIGUEZ_PEREZ.pdf

Francisca María Perera Betancor.'El Parador y el primer parque municipal de Arrecife'
www.memoriadelanzarote.com/contenidos/20090210152733parador.pdf

Todo Incluido de angustias para el turista

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Los turistas en plena carrera por las tumbonas.
Tenía pensado titular este comentario con un "No hay tumbonas p'a tanta gente", pero si me pongo en el pellejo de los turistas afectados creo que es más real y necesario hablar de angustia y estrés. Y todo porque un destino de sol y playa tiene como principal objeto cargarse de energía solar como si la zona de la piscina fuera una planta de energías limpias para el turismo, salvo por los aceites y bronceadores químicos. Y ahí está el problema, que la satisfacción del turista se limite a vegetar en un solarium durante las escasas jornadas de las vacaciones. Una barbacoa al solajero.

De ahí que no me asombren las imágenes divulgadas en todos los medios y redes en las que se ve a clientes del complejo Waikiki en Playa del Inglés a toda carrera para colocar su 'bandera' (toallas) sobre las justitas tumbonas junto a la piscina. Imágenes tercermundistas que, como tal, se han convertido en virales. Este vídeo, como otros muchos menos divulgados, es una muestra del mal negocio turístico que alguna empresa pone en práctica en un destino que lucha por mejorar su oferta y, así, obtener mayores rentas a través de la calidad, no de la cantidad.

Que decenas de personas se apiñen a las 7:30 de la mañana para colocar toallas en las tumbonas y reservar ese espacio para pasar el día, demuestra que hay errores de cálculo. Pero lo mismo que sucede en el solarium es probable que se produzca en el interior, en el comedor, por ejemplo o en la ratio clientes/empleados para una correcta atención al cliente. Y es que donde caben 100 no pueden entrar más, o por lo menos así debería ser en los establecimientos turísticos, tal como sucede con las normas de aforo en locales públicos bajo amenaza de sanciones.

El complejo lo gestiona actualmente la cadena nórdica Servatur, que se hizo con este establecimiento hace unos dos años. Anteriormente lo gestionaba la cadena Riu, pero entonces no se producían estos fenómenos. Pero nadie se libra, ya que este vídeo viral extiende su mala imagen a todo el sector turístico de las Islas Canarias, aunque sea un caso aislado (debería serlo) en un complejo turístico.

Lo cierto es que al asumir la explotación del Waikiki, se dio uso familiar a los alojamientos, lo que incrementaba la ocupación de cada habitación (y supongo que el beneficio económico) a la vez que masificaba el espacio limitado del complejo, máxime al tratarse de un establecimiento bajo la modalidad del Todo Incluido. De ahí que el entorno de la piscina parezca una planta de paneles solares en la que se ha ocupado cada milímetro por las tumbonas para que los clientes puedan disfrutar del sol y ponerse morenos, o más bien morados por el estrés que debe producir la lucha por conseguir un buen puesto junto a la piscina.

Al final, estamos ante un problema de dimensiones, donde el resultado se traduce en carreras, malestar, hacinamiento y una experiencia poco gratificante que repercutirá en la reputación social del establecimiento y, por ende, de todo el destino turístico. Sería conveniente tomar medidas para evitarlo...


Arucas, la 'montaña' y su Secreto

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Mesón de la Montaña de Arucas (1963)
Difícil tarea convertir el Mesón de la Montaña de Arucas en un negocio rentable. Un lugar donde la naturaleza ofrece una Atalaya privilegiada sobre un territorio que hace unas pocas décadas mostraba un espectacular paisaje cubierto por las plataneras exclusivamente y que en algunas postales de la época se denominaba 'Bananaland'. Hoy el abandono de muchas parcelas, la proliferación de construcciones (en lugares de gran impacto visual) y las grandes 'heridas' sobre el paisaje de carreteras han modificado la visión bucólica que se regía por las señales horarias del reloj de la Heredad de Aguas.

La localización de la vía de ascenso al pico es un poco complicada y el trayecto forma una espiral que al final nos regala varios obsequios dignos de disfrutar: Una construcción de Manuel de la Peña integrada en el espacio y representativa de la arquitectura que marcó nuestra personalidad y reconocimiento en los sesenta; miradores hacia los distintos puntos cardinales de la isla y su horizonte norteño; y un restaurante con una completa oferta para todas las edades y gustos.
Ubicado en uno de los enclaves más llamativos y mejor situados del norte de Gran Canaria, el restaurante 'El secreto de Arucas' reúne unas condiciones atractivas para el visitante.

El establecimiento, construido por encargo de la Marquesa de Arucas, presenta una estructura amplia y moderna -a pesar de los más de 50 años transcurridos desde su construcción-, que es imperceptible desde la distancia por su acertado emplazamiento y diseño. En la actualidad, el mobiliario y la reforma de sus estancias, han recuperado el encanto inicial para que los usuarios puedan degustar una amplia y atractiva carta con productos frescos de huerta y del mar.

Atalayas de Gran Canaria

El origen volcánico de las Islas Canarias ha dado lugar a la presencia de numerosas atalayas con excelentes vistas panorámicas de las bellezas del paisaje de las islas. En particular, en Gran Canaria existen varios ejemplos de esta actividad volcánica, especialmente en el norte de la isla, con llamativos enclaves como el pico de Bandama, Montaña Cabreja (San Mateo), la montaña de Guía-Gáldar, la montaña de Firgas, El Helechal (Valsequillo) o el pico de Osorio (Teror), si bien la montaña de Arucas es una de las mejor situadas para contemplar la comarca norte e, incluso, poder disfrutar de las vistas del Teide o el conjunto volcánico de Las Isletas sobre la capital insular.
En la mayoría de estos picos, se han realizado miradores, restaurantes, hostales... Iniciativas que pretenden poner en valor los paisajes y vistas de la isla desde sus principales atalayas naturales.

Vistas desde la montaña de Arucas (FEDAC. 1927)
La conquista de Gran Canaria a finales del siglo XV trajo consigo la implantación de la religión católica, con la colocación de sus templos y santuarios más destacados en aquellos lugares donde se rendía culto a los símbolos de las creencias de los antiguos canarios, vinculados a los elementos naturales, los solsticios, los tiempos vinculados a las cosechas y a la fertilidad, entre otros. Los hitos geológicos de la isla no quedaron al margen de estos usos, con lo cual la propia montaña también cuenta con una cruz que domina toda la comarca.

Esta cruz tiene una inscripción en latín: “el día último de 1900”, y es todo un símbolo para los vecinos y vecinas del municipio norteño desde su infancia. Asimismo, recuerdan que fue realizada con unas vigas de tea que obtuvieron de un edificio del casco de Arucas construido en el siglo XVII. Su uso, además de servir de ‘antena’ religiosa de todo el norte, estaba vinculado a los ritos más importantes y por ello se encendía durante la fiesta de San Juan y también en navidades. Y no estuvo libre de las inclemencias del tiempo, ya que un temporal de viento la partió por su base y fue instalada nuevamente. Aquella cruz tenía una base de 25 metros cuadrados que soportaban la cruz de gran altura sobre uno de los bordes del cráter, pero tras su rotura y la construcción del Mesón, fue rodada para ser instalada en otro punto de la montaña sobre una base rectangular escalonada de sillares de cantería azul propia de la zona de Arucas.

Celebración del Día del Árbol (FEDAC. 1930)
En el caso de Arucas, la cima se encuentra a unos 410 metros de altura, con lo que 'oficialmente' no tiene la consideración de 'montaña', dado que la altitud mínima de una elevación del terreno para ser considerada montaña es de 700 metros sobre el nivel del mar. Pero popularmente se la conoce como tal, algo similar a lo que sucede con la construcción de la iglesia de Arucas, cuya magnífica obra en piedra de cantería ha dado lugar a que muchos la denominen 'la catedral de Arucas' sin serlo.

Red de miradores. De Néstor a Manuel de la Peña y otros intentos

La isla de Gran Canaria tiene una trayectoria histórica muy vinculada al turismo. El propio nombre del Archipiélago como parte de la región macaronésica define a la perfección el atractivo que estas islas han tenido para la cultura europea desde el surgimiento de la literatura clásica, con las obras de Homero (La Odisea, La Iliada, 700 AdC), donde sitúa en las islas el paraíso para los dioses y los humanos más destacados tras su muerte. Esa mitología también tiene que ver con la Biblia (primeros textos del Génesis), donde se habla del paraíso en los siguientes términos: “Jehová Dios hizo crecer del suelo todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento, y también el árbol de la vida en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Y Jehová Dios procedió a tomar al hombre y a establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara”.

De ahí que a lo largo de los siglos la leyenda se viera incrementada con la convicción de que el jardín terrenal existía y estaba en la macaronesia, también conocidas por los escritores clásicos como las islas de los hombres felices, los campos Elíseos o el jardín de las Hespérides… Y así lo retrató Hieronimus Bosch, ‘el Bosco’, en su tríptico del Jardín de las delicias, donde Adán y Eva vivían felices junto a un drago, el árbol de la vida. Y no es el único artista flamenco que tiene referencias de Canarias, ya que el comercio de caña de azúcar desde las islas con los puertos de los Países Bajos dio lugar a un intercambio de arte a cambio de dulzura. Un arte que pretendía retratar a isleños en paisajes imaginados por los pintores, con escenarios de oídas para ambientar a los cultivadores de caña de azúcar propietarios de molinos y mecenas de artistas. Pero ninguno de los artistas flamencos pudo reflejar las montañas volcánicas de nuestra tierra desde un territorio en el que la llanura es rara vez cortada en el horizonte.

No así los artistas canarios, inspirados en su paisaje y su paisanaje para crear una producción original, tanto en las corrientes internacionales como en iniciativas tan propias e inimitables como lo es el movimiento indigenista, en el que el color, las figuras humanas y la flora giran en torno a un paisaje de tierras volcánicas y geografías accidentadas con sus cuevas como símbolo de identidad y de la íntima relación del pueblo grancanario con la tierra.

El Mesón de la Montaña

El arquitecto José Luis Gago Vaquero, en su obra 'Manuel de la Peña Suárez, estructuralismo y experimentación en la arquitectura de los 60' (Centro Atlántico de Arte Moderno, 2007), describe el Mesón de la Montaña de Arucas (1963) como una actuación que continúa el modelo de implantaciones “con el que el Centro de Iniciativas y Turismo de Gran Canaria organizaba rutas por el interior de la isla, en Arucas y sobre el vértice de la montaña en la que se asienta la villa, Manuel de la Peña va a proyectar un mesón que complementa y rentabiliza el mirador sobre el valle de plataneras. Por encargo de la Marquesa de Arucas, el arquitecto diseña una sencilla edificación que, discretamente, se asienta sin perturbar el perfil de la montaña y sin las ostentaciones ni los excesos decorativos con que se proyectaron la primera y segunda generación de referentes turísticos”.

Mesón de la Montaña (1963)
“Sobre la meseta elíptica que dejó la boca del volcán, de aproximadamente 150 x 100 metros. De la Peña dispone una retícula cuadrada de cuatro metros de lado, sobre cuyas aristas levantó pilares y cruzó vigas a 2,6 m del piso. Los pilares metálicos, compuestos por 4 perfiles en 'L' formando una cruz, y las vigas, de hormigón armado, de 20 x 60 cm, forman una estructura muy curiosa en la que los sucintos pilares, pintados de negro, soportan las sobradas vigas, pintadas de blanco. La tensionalidad de la estructura se transforma en una inesperada construcción inversa que parece tener la cimentación aérea”.

Añade el autor, “De los 63 cuadrados de que constaba la retícula 18 estaban cerrados, 16 abiertos formando una terraza y 9 componían un patio interior ajardinado. En total 848 m2 de los cuales 600 eran el mesón y 248 su envolvente”.

“El cerramiento, en cuanto no correspondía a áreas de servicio, era totalmente acristalado y permitía una visión panorámica de los jardines y del paisaje de las cumbres y el océano. Ante la general transparencia del edificio, la pregnancia cromática resaltaba la perspectiva geométrica de la estructura en una inequívoca alusión a la desmaterialización de los volúmenes”.

“Puede que el detalle más elocuente de esta alusión radique en la manera con que resolvió el extremo de las vigas de borde: prolongando 100 cm cada viga sobre la vertical de los pilares daba la sensación de que el mecano con el que se había construido o se estaba desmontando o iba a contemplarse. Duda o inquietud que resultaba tan atractiva como sugerente”.

“Pero De la Peña no sólo dibujó las siluetas de los muebles, sino que diseñó todas las carpinterías del mesón, ya fueran muebles o amueblamientos. Entre éstos estarían los mostradores, estanterías y poyos del office y la cocina. Entre aquéllos, las sillas, mesas y taburetes.

El Secreto de Arucas

Tras unos 65 años de historia, este establecimiento ha sido gestionado por diversas empresas que marcaron su impronta en el inmueble y en el entorno, tras lo cual se produjo el cierre de la actividad en verano de 2012 hasta que fue reabierto en 2014 con una imagen renovada que rescataba el proyecto inicial del prestigioso  arquitecto Manuel de la Peña, con sus cuatro miradores paisajísticos desde los que se puede observar la vega agrícola y la ciudad, el Teide, Las Canteras y hasta Fuerteventura, en los días más claros.

Las instalaciones se habían deteriorado como consecuencia de improvisadas ampliaciones que acabaron con uno de los iconos de la arquitectura grancanaria de la segunda mitad del pasado siglo. Sus propietarios decidieron retomar el Mesón y actualizarlo tirando los muchos añadidos que se realizaron durante décadas y que rompían la idea original del arquitecto Manuel de la Peña, así como añadieron nuevos equipamientos que respetaban el conjunto arquitectónico y una oferta gastronómica singular y atractiva.

Entender el caso del Oasis de Maspalomas

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Colón o astronautas. Motivos para la protección.
Una sentencia del TSJC insta a declarar Bien de Interés Cultural (BIC) como Sitio Histórico al Oasis de Maspalomas (Gran Canaria), por el paso de Colón por Maspalomas en su cuarto y último viaje. El apoyo judicial a la iniciativa del expresidente del Cabildo, José Miguel Bravo de Laguna, ha sido aplaudida por éste, mientras el Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y las empresas afectadas estudian si la recurrirán. Particularmente, me alegro de que este espacio pueda aspirar en un futuro a recuperar su papel como joya paisajística, pero disiento de que el tribunal haya considerado solamente como arbitrario el rechazo del Gobierno de Canarias a la declaración del BIC, cuando tan sólo el motivo y la delimitación propuesta ya es suficiente arbitrariedad. Incluso, añadiría falta de valentía porque en realidad de lo que se trataba era proteger una parcela que a lo largo de los últimos 50 años ha protagonizado más páginas de periódicos que cualquier otro asunto.

Pero, por un motivo vuelvo a si Colón puso su pie en una piedra o en una duna, o que Colón desembarcara o no, o que Maspalomas en 1502 era un territorio apenas conocido y sin delimitar. Y todo ello, porque el ex presidente del Cabildo ha acusado de no defender los intereses de los grancanarios a Editorial Prensa Canaria (La Provincia), a José Ignacio Mañaricúa (presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas) y a quienes no compartían su criterio. Y eso no es cierto. En todo caso, se produjo un debate a la altura de la importancia del lugar y la historia. Una discusión que puso de manifiesto que las administraciones de diferente tipo, color político y ámbito acumulan un volumen de arbitrariedades sobre este lugar que debería dar vergüenza a más de uno y siempre en detrimento del interés de los grancanarios.

Para entender esta situación hay que remontarse a la primera propuesta turística para Maspalomas que, lógicamente, la encontramos en el visionario Néstor Martín-Fernández de la Torre, quien afirmó "Hemos de tener en cuenta también la formidable playa de Maspalomas. No concibamos las cosas en pequeño, sino en grande, con la vista en el porvenir" (1939).

Zona protegida por el BIC.
Posteriormente, el Cabildo Insular presidido por Matías Vega Guerra plantearía varias posibilidades para el lugar, encargando en 1952 al el arquitecto mernorquín Nicolás María Rubió Tudurí, el proyecto del entorno del oasis Maspalomas, quien ideó unos jardines, un zoológico, campo de golf... También pidió al arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre un proyecto de albergue o parador. Ideas que fueron rechazadas por la familia condal que, aceptando el reto de Néstor, sacaron adelante el Concurso Internacional de Ideas Maspalomas Costa Canaria (1962), con la colaboración del arquitecto, Manuel de la Peña Suárez, quien llevó a término el concurso y, posteriormente, sería encomendado para buscar al arquitecto que pudiera crear “el mejor hotel del Atlántico” en el oasis, sugiriendo al equipo Molezum-Corrales con un proyecto que tuvieron que adaptar a la realidad. El suelo no podía soportar un edificio de gran altura por lo que se optó por uno más bajo y ancho. Los problemas de las aguas subterráneas desaparecerían con el tiempo, a causa de la construcción de presas y la canalización del barranco que restarían agua al subsuelo. Además se realizarían otras construcciones: viviendas y apartamentos que bordean la charca, el hotel IFA Faro en primera línea de costa (del fondo de inversión alemán IFA que sería comprado por Lopesan), el centro comercial y luego los establecimientos de Theo Gerlach (Palm Oasis, Residencia o el Dunas que sería demolido el 5 de junio de 1989).

El hotel Oasis sería ampliado de 148 a 350 habitaciones, lo que provocó una sentencia que declaraba ilegal la ampliación, por ocupación de zonas verdes de uso público. La sentencia fue declarada inejecutable (hay otros casos 'llamativos' de sentencias inejecutables en las islas, como el edificio de Balito en Mogán, levantado sobre el mar, o el aparthotel Fariones en Tías, por superar la cota de la carretera).

Uno de los primeros mapas que sitúa Maspalomas en 1686.
Adquirido y reformado de forma radical en su interior por Banesto, fue posteriormente vendido a la cadena Riu, que inició en 2012 el procedimiento para reformarlo y ampliar sus camas hasta 450 con un diseño criticado, lo cual dio origen a la petición de varios profesionales y de la empresa Lopesan de declarar el edificio como Bien de Interés Cultural por su valor arquitectónico (su protagonismo en la primera expedición a la Luna no fue considerada importante!!!), cuando ya tenían licencia municipal para iniciar la obra. El Cabildo rechazó proteger el inmueble pero declaró la zona como Sitio Histórico por el paso de Cristóbal Colón en su cuarto viaje. Y el Gobierno de Canarias rechazó tal pretensión. En ese proceso, surge una sentencia en 2016 que afirma que el establecimiento (y otros existentes en el lugar) está dentro de la Reserva Natural de las Dunas y que hubo un “error” en la delimitación del suelo en la Ley de Espacios Naturales y en el Plan General de Ordenación Urbana, del que ningún técnico municipal o autonómico se dio cuenta en su momento. ¡Menudo error!

La parálisis del proyecto de Riu también también ha frenado la renovación del obsoleto centro comercial y congela cualquier actuación sobre el resto de edificaciones del lugar. A ello se suma los vaivenes del Palmeral Tony Gallardo, cuyo estado de abandono ha sido objeto de constantes denuncias.

Otros problemas que afectan al espacio son la pérdida de arena del ecosistema dunar, o el impacto de la canalización del barranco, lo que impide la histórica distribución de las aguas en el conjunto del antiguo oasis.

Maspalomas en planos de 1746.
Y, al final, se declara Sitio Histórico porque en dos líneas escritas por el hijo de Colón y otro marino, se dice que pararon en Maspalomas a coger agua y leña. Sin aportar ningún otro dato. Es cierto e indiscutible que existen esos documentos históricos, como ha documentado perfectamente el catedrático Manuel Lobo Cabrera. Pero también es cierta la ambigüedad e indefinición de dichas citas. Y es que señalar el palmeral como el lugar concreto para declarar como Sitio Histórico no deja de ser una absoluta arbitrariedad cuando Maspalomas era el topónimo que abarcaba desde Juan Grande hasta El Pajar. Lo que es mucho territorio. Igualmente, creo que más importante que su cuarta expedición lo es la primera, y no ha sido declarado Sitio Histórico ni Gando ni la bahía de La Luz.

Además, el cuarto viaje fue desastroso para el Almirante de la Mar Océana, ya que no le dejaron desembarcar ni resguardarse del huracán en La Española. Estuvo en Panamá, donde hoy está el canal, y desistió de buscar el Pacífico. Fue atacado por los guaymis. La 'broma' devoró la madera de sus barcos hasta hundirlos y no pudo arreglarlos porque los calafateadores habían muerto en los ataques indígenas. Se refugió en Jamaica durante varios meses donde se amotinó parte de la expedición liderada por los hermanos Porras provocando conflictos con los indígenas de los que se salvó gracias a un eclipse de luna y mucha superstición. Envió en una lancha a Méndez a pedir ayuda a La Española, donde llegó tras cuatro días a remo. La misma distancia tardó 45 días Colón en recorrerla con el barco que vino a recogerlos por los fuertes vientos en contra. Regresó enfermo a España y falleció dos años después. Un cuarto viaje para olvidar que se ha convertido en el argumento fundamental para una declaración de Sitio Histórico en vez de liderar la recuperación como símbolo insular del conjunto del palmeral dentro de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, como bien apuntan en sus informes los mismos técnicos del Cabildo.

La frágil frontera entre la hospitalidad y la turismofobia

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El Queen Mary en La Luz, AÑOS 60 (FEDAC).
El rechazo a lo foráneo no es nuevo, es parte de la forma de ser de la humanidad que, aunque inmersa en la globalización, mantiene sus reflejos psicológicos grupales propios de tribus o comunidades que abandonaron el nomadismo para asentarse en lugares donde se consolidaron y crearon sus estructuras sociales entre las que figura la propiedad o la religión. De ahí que uno de los primeros casos de 'turismofobia' podríamos señalarlo en los inicios del turismo de salud, cuando los ciudadanos temían el contagio de enfermedades, o en una segunda etapa cuando arranca el turismo de masas, cuando había un rechazo doctrinal a las creencias religiosas de los chonis, el posible contagio de su democracia o, más importante, la moralidad pecaminosa de aquellas mujeres que mostraban con descaro sus cuerpos en bikini.

Lo de ahora es bien distinto, es el rechazo a un modelo de turismo que ha producido la mayor transformación y desarrollo económico conocido en las islas, pero que también ocasiona situaciones no deseables, aunque en esto hay demasiados tópicos y desinformación por falta de explicaciones e iniciativas pedagogicas para explicar la actividad turística y, sobre todo, para poder rentabilizarla. Algo que han hecho bien en otros destinos creados y diseñados para atraer turismo porque, no nos llamemos a engaño, todos quieren hacer turismo y sólo vemos los problemas en casa, aunque la culpa de esos problemas sea de los propios gestores de cada destino y no del turista que viene atraído por lo que se le ofrece.

Y es que no hay sector que más incremente sus salarios en España, que aporte tanto al PIB, que realice un uso más eficiente del agua, que incorpore los equipamientos para la producción de energía limpia, o que genere más ingresos y empleo en la Comunidad. Sin olvidar el auge de producciones cinematográficas que mejoran la marca isleña a pesar de que también surgen detractores. Y, dicho esto, si decidiéramos cambiar de modelo económico ¿habría otro sector que pudiera cubrir mínimamente la actividad en las islas? La industria no puede absorberlo, el sector agropecuario está subvencionado y los sueños de una sociedad tecnológica de alto valor añadido se desinflan con la diáspora masiva de profesionales a otros países o regiones... Y así cualquier posibilidad.

Promoción del Hotel Santa Catalina.
Poca memoria tenemos cuando nos quejamos de que el turismo ocupa las zonas de mayor valor ambiental de las islas, cuando hace poco más de cinco décadas eran el suelo improductivo que nadie quería. Ni recordamos que los monocultivos agrícolas nos conducían inexorablemente a crisis profundas que desembocaban en hambrunas y emigraciones masivas. 

Guía ilustrada por Néstor.
Pero tampoco debemos tirar voladores por el modelo actual. Un negocio turístico que controlan mayoritariamente agentes foráneos, que se centra en el sol y playa (que sale gratis a los turistas) a precios competitivos, o sea, de bajo beneficio para el destino (por culpa nuestra) y una obsesión desde las administraciones por traer más y más turistas -como si esa fuera la única medida posible de éxito- dedicando a ello cuantiosos recursos públicos en vez de sentar las bases de un modelo de progreso y sostenible, que prime la obtención de rentas y la ocupación para los residentes. Y la culpa no hay que echarla a las empresas turísticas que ni 'venden' las cifras de entrada de turistas ni encuentran en las islas las personas formadas para sus plantillas, y mucho menos planifican el territorio para convertir el litoral en cascadas de construcciones sobre el mar que confirman el efecto masificador del modelo actual en el que impera el 'low cost' en todos los ámbitos.

No olvido que hay numerosas debilidades en el sector turístico canario: poco competitivo en precios (nos salvaron las 'primaveras árabes'), de bajos salarios (por el perfil del sector de baja cualificación, aunque es el que más incrementa salarios), por su importante consumo energético, la llegada de personal foráneo, la demanda de infraestructuras y equipamientos, o la tendencia al turismo residencial (pero no olvidemos que en un principio fueron los propios canarios quienes compraron apartamentos para obtener rentas), la dependencia de los turoperadores extranjeros, o el riesgo del 'monocultivo' en un mercado global, etc. etc. Pero no se ha puesto freno a determinadas fórmulas que atraen turistas más propios de 'Resacón en Las Vegas' que de un destino de tranquilidad, bienestar y oferta de ocio novedosa y atractiva.

No quiero decir con ésto que la calidad se imponga a través de restricciones y exigencias medidas en estrellas de los establecimientos: hay hoteles de pocas estrellas con gran calidad en su segmento, al igual que apartamentos e incluso viviendas vacacionales. La calidad viene dada por el gasto en destino y eso se da en diferentes tipos de establecimientos con un beneficio mayor en el destino. Por ello, plantear por ejemplo poner una tasa es generalizar y dar una respuesta errónea al problema.

Sin embargo, la respuesta no ha de ser la de poner punto final a nuestra proverbial hospitalidad, una de las más valoradas cualidades de nuestro destino, para acusar al turismo de los males de la sociedad. Estamos jugando con fuego y contra los intereses de la mayor parte de nuestra sociedad. Hablemos de mejorar el turismo y convertirlo en el eje vertebrador de nuestro bienestar y de nuestro desarrollo tecnológico. Convirtamos las islas en ese lugar de salud (hoy lo llaman wellness) y de inovación y tecnología con nuevos productos para el turismo que, en esto, no hemos sido conscientes ni consecuentes con las oportunidades que nos ofrece la actividad turística.

La hipocresía apunta al turismo

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'El grito' de Munch graciosero.
"La Graciosa. Turismo masivo en 29 km" reza el titular de una cadena de televisión sobre lo vivido este mes de agosto en la isla chinija. ¿Es el turismo el culpable de la masificación? Pues, como todo: si y no. Y menos hoy día, cuando puedes encontrarte con que al mismo tiempo no cabe un alfiler en el fútbol, los comercios, el campo o la playa. Todo está abarrotado, y no de turistas precisamente. Porque ir a pasar el día a la Playa Amarilla o Las Conchas es una opción al alcance de muchos. Más gente habrá, seguro, en Melenara o en Guguy, y nadie culpa al turismo de esas movilizaciones que se desplazan de un lugar a otro para entretenerse con cualquier cosa, incluso con la llegada a la playa de chuchos, mantas y rayas a desovar, con las molestias que producen cientos de personas en la orilla intentando grabarlas con sus móviles. Pero, insisto, eso no es turismo. La OMT lo dice bien claro: «actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, negocios u otros». Y, si no hay pernoctación, se trataría de excursionistas. Habrá que ver quién dice a los conejeros que no vayan de excursión a La Graciosa o a los majoreros a pasar el día en Lobos.

Sin embargo, hay quienes se frustran porque se creen con el derecho a ser los únicos habitantes de la tierra y a disfrutar en exclusiva de los recursos del planeta. Los mismos que han encontrado un cómodo chivo expiatorio de todos los males: el turismo, al que culpamos incluso de nuestros fracasos como sociedad individualista acaparadora de los espacios que compartimos y que reflejan la falta de educación, exceso de vulgaridad y el egoismo como norma. Y así nos va. Cuando nos encontramos con que La Graciosa recibe a diario al triple de personas que los que residen en la isla. O que Lobos se llena de paseantes que -contradictoriamente-buscan la soledad. Nos contraría, aunque esas masas no sean extranjeros (ni propiamente turistas) sino visitantes isleños en su mayoría, señalados despectivamente como 'turistas' o peor dicho: 'turismo de masas', la nueva plaga…

Y es que le colgamos el sambenito de 'turismo de masas' a lo que en realidad era 'turismo popular', el turismo de los trabajadores que habían logrado desde 1936 (en Francia) la aprobación de sus periodos de vacaciones pagadas. A partir de ahí, con un lenguaje clasista, se les menospreciaba a pesar de que suponía un cambio cualitativo respecto al antecedente: el mochilero. Un cambio que obligaba a contar con nuevas infraestructuras para un número creciente de viajeros: hoteles, apartamentos, aeropuertos... E, incluso, templos para el culto de otras religiones. De hecho, el turismo propició el ecumenismo y la socialización del ocio y los servicios. Curioso que ahora se pretenda restringir la actividad turística a unos pocos privilegiados y que el conjunto de la sociedad viva a cuenta del turismo.

Pero bueno, dicho esto, han transcurrido varias décadas desde la irrupción del turismo popular o charter y nos encontramos con brotes de la llamada turismofobia que se manifiesta como rechazo a la llegada masiva de personas que transforman la ciudad en un lugar incómodo para vivir, más caro y, en ocasiones, insoportable con borrachos ruidosos y embrutecidos. Pero no tienen por qué ser turistas, que también puede haberlos. En realidad, es una amalgama de visitantes y vecinos, o en ocasiones verdaderas hordas de maleducados, guarros y egoistas.

'Bioagaete' masivo.
En realidad, la mayoría de los turistas vienen a encerrarse en sus guetos de seguridad, hamaca (si la consiguen), piscina y comida. Y más si acuden a establecimientos de todo incluido. Por el contrario, los lugares masificados en las islas muestran otro perfil de gentes que hacen ostentación de su condición de colectividad abierta con algún turista espontáneo, para la diversión o el espectáculo, de forma cívica y gratificante, o todo lo contrario, aunque para mostrar la falta de educación y respeto no hace falta una muchedumbre. Hay quien mancha un santuario aborigen con un corazón y su nombre, o pinta el grafitti estúpido en el roque del Fraile, garabatos que invaden los rincones de la isla. Tampoco hace falta la masa para tirar la basura al suelo junto a una papelera llena en vez de llevarla hasta otra papelera o contenedor, pero la pulcritud supone esfuerzo y cooperación palabras devaluadas en cerebros vacíos o cargados de egoismo, que no es sinónimo de turismo.

La hospitalidad, cortesía, civismo son los principios de la actividad turística, pero hoy día son palabras desvirtuadas en una sociedad en la que se extiende la creencia de que todos los derechos son de uno y los deberes del otro. La playa, el campo, la acera, todo es de cada uno, exclusivo, y hasta la masificación de la que todos participamos es culpa de los otros. Cuando nosotros somos parte de esos 'otros'.

De ahí que muchísima gente culpe de los excesos al turismo y no reconocen la incultura, idiotez, falta de educación, sobrepoblación y un larguísimo etcétera. Incluso los vertidos fecales al litoral parece que son solamente producidos por los turistas (vendrán con bandera, supongo), como si no tuviéramos la obligación de depurar las -nuestras- aguas residuales que se mezclan en el mar con buques incendiados con mercancías peligrosas, que no son precisamente cruceros turísticos, pero nadie ha inventado la palabra puertofobia.

Es cierto que se producen encontronazos o situaciones delicadas por la llegada de un perfil de turistas indeseable, aunque no mucho peor que algunos personajes de las hinchadas futboleras o de destinos que apuestan por el low cost y las borracheras sin fin. Y también es cierto que hay destinos que han exiliado al residente por el floreciente negocio de alquiler de alojamientos, como en el caso veneciano pero ¿estaríamos dispuestos a dejar de visitar esos lugares y dejar de ser parte del problema?

Un gran paso para Maspalomas (1969-2019)

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Foto satélite de  instalaciones de la NASA en Maspalomas.
El 20 de julio de 2019 se conmemora el 50 aniversario de la llegada del hombre a la luna. Se trata, sin duda, de uno de los acontecimientos más importantes desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en el que, nuevamente, tuvo un papel protagonista la isla de Gran Canaria y Maspalomas. Quienes me conocen saben que suelo aprovechar estos acontecimientos para intentar hacer pedagogía acerca del viaje y del turismo, pero no sólo para explicar o denunciar, sino también para darle la relevancia que se merecen. Aquí les muestro mi propuesta a la espera de que alguien recoja el guante y no deje pasar más el tiempo para poder hacer bien las cosas y, por supuesto, que no dejen pasar esta ocasión única para la marca Gran Canaria como plataforma del turismo y el viaje.



Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins realizaron la proeza y dejaron para la Historia la frase “Un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la Humanidad”, palabras que fueron recogidas en directo y distribuidas por la estación espacial que la NASA tenía en Maspalomas, gracias a la cesión gratuita de los terrenos por parte de la familia Condal como centro de comunicación fundamental en el programa espacial norteamericano en plena 'guerra fría'. Los tres astronautas acudieron poco después a Gran Canaria para agradecer la colaboración de los profesionales y la sociedad de Gran Canaria para hacer posible que se comunicaran con el mundo, al contar con sólo tres estaciones en el planeta para mantener el contacto con la nave: Cabo Cañaveral (USA), Perth (Australia) y Maspalomas (España).

Astronautas y esposas en el Hotel Oasis
Este acontecimiento, sin embargo, ha sido poco reconocido y corre el peligro de que pasen las fechas y perdamos una gran ocasión para dar a conocer el papel de nuestra isla en los momentos claves de la historia de la humanidad. Por ello, desde hace cuatro años he intentado recabar los apoyos para realizar una serie de actividades que pongan en valor el papel histórico que jugó Maspalomas en la aventura espacial (programas Mercury, Gemini y Apollo) y en particular en la llegada del hombre a la luna. Hechos históricos en los que la participación de la Estación Espacial de Maspalomas es fundamental, aunque en otras ciudades, islas y territorios se abran museos del espacio o el cosmos, mientras aquí han desaparecido o están arrinconadas las instalaciones que hicieron posible la conexión por radio con la luna. Un hecho sin precedentes, poco entendible en este mundo de smartphones e internet.
Los astronautas tras recibir el 'Can de Plata'
Para ello, he propuesto -todavía sin éxito- realizar diferentes tareas de recopilación de todos los objetos y materiales que recuerdan este hito histórico.
  • Recuperación de la antena (todavía existe, aunque sin uso) que recibió el mensaje para instalarla como monumento en algún enclave singular de Maspalomas.
  • Elaboración a tamaño real de un módulo espacial que podría formar con la antena un conjunto monumental de referencia para los visitantes.
  • Localización de todos los equipos de la época, las fotografías y grabaciones de película que se realizaron en aquellos momentos en la estación y, en especial, con motivo de la visita de los astronautas para una exposición y, quién sabe, un posible museo o centro de interpretación.
  • Realización de un manual para docentes con la información sobre el acontecimiento para distribuir en centros educativos.
  • Celebración de jornadas con personal del INTA, el IAC y la ACIISI para divulgar el conocimiento de la actividad científica que nos vincula desde hace más de medio siglo con el espacio.
  • Invitar a la NASA a participar de esta conmemoración y solicitarle uno de los trajes (o réplica) de los astronautas que protagonizaron la gesta para, con el resto de objetos y materiales recopilados, crear una exposición y si fuera suficiente un museo o centro de interpretación.
Paseo ante el Centro Helioterápico.
Para el 50 aniversario he propuesto además...
  • Creación de un Comité Organizador: INTA, Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Cabildo Insular de Gran Canaria, ACIISI, IAC, Familia Condal y expertos a designar.
  • Creación de un Comité de Honor con la representación institucional del Estado e invitar al director de la NASA.
  • Preparar los actos de la jornada conmemorativa.
  • Preparación de la plaza, rotonda singular o espacio público donde se colocará la antena y la reproducción del módulo lunar conmemorativo
  • Exposición, web y libro sobre el acontecimiento, los personajes, recursos y actividad desarrollada en la Estación de Maspalomas.
Y para su máxima divulgación, la convocatoria de concursos administrativos para celebración de los eventos y concursos:
  • Documental
  • Semana de la ciencia y el espacio
  • Cómic
  • Concurso de dibujos y redacción
  • Folletos o libros
  • Composición musical La luna sobre Maspalomas.

Turismo a gogó, el viaje como revolución social

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Leon Blum, segundo por la izquierda.

El rechazo al turismo pone en el punto de mira la socialización del ocio que comenzó con la ley de vacaciones pagadas implantada por el gobierno del Frente Popular francés, presidido por Leon Blum (1936). En su momento, la iniciativa fue revolucionaria y tendría largo recorrido, al provocar el proceso de transformación de la sociedad industrial (o agrícola, como en Canarias) a la sociedad de servicios. ¡Y tanto que lo ha conseguido!

El parón turístico provocado por la II Guerra Mundial fue traumático, pero también dejó allanado un aspecto fundamental para el desarrollo turístico: transporte de mayor capacidad, más rápido y con la conectividad propagándose por todos los rincones del planeta, sin discriminar entre ideologías o modelos económicos, ya que se produce en el ámbito de los países capitalistas y también inspiró actividades y lugares que pusieron de moda los países de ideología comunista, aunque muchos de esos iconos del turismo colectivista quedaron abandonados con la caída del 'telón de acero' y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética.
Buzludzha, icono búlgaro del turismo comunista, hoy en ruinas
El proceso era imparable: cada vez había más gente con dinero -aunque fuese poco-, y un tiempo regulado para gastarlo en cada vez más destinos posibles. Y, encima, los precios bajaban para llegar cada vez a más personas. Viajar dejó de ser para las élites... (por un tiempo).

En esta situación se vuelcan todas las fuerzas económicas. Incluso en regímenes como el comunista se establecieron períodos de vacaciones y crearon lugares para estancias de ocio o visita obligada (mausoleo de Lenin, plaza Roja o el acorazado Potenkim), con una importante carga ideológica o simbólica, más que de ocio o negocio, como sucediera también en las residencias o albergues sociales de la dictadura franquista, con su carga de adoctrinamiento político y religioso, o las colonias fascistas creadas por Mussolini.
Colonia italiana en Cattolica, Mar Adriático.
Pero, ideologías al margen, durante las últimas seis décadas el turismo ha impulsado el transporte a velocidad de vértigo incrementando las plazas ofertadas y los destinos, lo que ha hecho del turismo un apetecible negocio, el sector que menos ha sufrido el embate de la crisis de la última década y el que primero ha comenzado a crecer. Por ello, han transformado los aeropuertos en grandes centros comerciales y alguno de ellos se ha visto favorecido por decisiones que interesaban más a sus negocios que a los viajeros y compañías aéreas obligados a realizar escalas en terminales como Barajas cuando podrían realizarse vuelos directos.

Zona turística de Niza.
Con los años el fenómeno ha tomado otro cariz. Aquellos pioneros del turismo popular y que eran recibidos como personas exóticas con otras lenguas, razas, religiones, monedas y otra realidad política, fueron transformándose en una masa cambiante y creciente. Las ciudades, antes plácidas e integradoras de este visitante, se llenan de mareas y/o tsunamis multiétnicos que desplazan o ahuyentan al nativo de los centros históricos. La demanda desborda a la oferta y chantajea por el secuestro del espacio: “Si subes los precios me llevo a los turistas a otro/a lugar y ahí te quedas con el vacío".

Más allá de esas disfunciones e intereses económicos en torno al turismo, ésta actividad se ha manifestado como una revolución social permanente y cada vez más poderosa, a la vez que impactante. A todos los turistas les mueve la búsqueda de experiencias que le alejen de la monotonía con unas expectativas que pretenden alcanzar más allá de lo planificado, cuando en realidad estamos ante una actividad que se 'normaliza' y ya se reducen las 'sorpresas' que pueden darse durante el 'viaje' y se circunscriben al posible retraso del vuelo, pérdida de maletas, el establecimiento menos agradable que lo ofertado/imaginado, algún contratiempo, mal tiempo, alguna experiencia desagradable con las compañías efímeras o el servicio, o que a pesar d ella espera y las ilusiones uno no tiene el cuerpo para que sea feliz. Situaciones no placenteras pero tampoco sufridas por la mayoría de los casi 1300 millones de turistas que se desplazaron por el mundo en 2016: 39 turistas que cada segundo parten en el planeta hacia su ilusión.

Pero ese es el resultado de décadas de consolidación del turismo como fenómeno de masas, llamémosle turismo pop o popular. ¡Y tan popular! como que representa más del 10% del PIB y del empleo en el mundo, el 7% del comercio internacional y el 30% de las exportaciones de servicios, según la Organización Mundial del Turismo. Y si nos fijáramos en lugares como las Islas Canarias, las cifras son para tener mucho cuidado cuando se habla del principal sector de actividad económica con diferencia respecto al resto de sectores.
Fraga, ministro de Información y Turismo, junto a Franco.
Volviendo a sus orígenes, los del turismo popular, podríamos llamarlo turismo a go-gó. Y no acuño nada nuevo, ya lo advertía en 1974 Mario Gaviria en su obra "España a Go-Go. Turismo charter y neocolonoalismo del espacio" un anticipo a lo que sería la 'bola de nieve' iniciada en la etapa Fraga al frente del Ministerio de Información y Turismo, que ha seguido creciendo y ahora convive el negocio del charter (ya tradicional) con el transporte low cost y otras fórmulas de viaje. Y todas conducen al mismo sitio o sitios, en particular los destinos de sol y playa -mayoritarios para el turismo europeo-, de grandes ciudades o ciudades monumentales.

Y sí. Se pensó en planificar el boom turístico con la idea (delirante) de crear cientos de miles de camas como si no fueran a tener ningún efecto negativo, ofreciendo todas las bendiciones, pero no pensando en si era realmente posible o necesario, sino porque había que poner en el mercado un suelo improductivo potencialmente rentable para que España atrajera divisas -que no fueron tantas, pero necesarias- para salvar e impulsar la economía de un país empobrecido por la guerra y el aislamiento posterior.
Chicas gogó. Una moda nacida de la sociedad de ocio.
El problema es que no hemos aprendido las lecciones y seguimos pensando y actuando igual. Aquí no ha pasado nada (hasta ahora) y con dinero público seguimos empeñados en atraer más turistas de los que ya caben y así poder 'vender' el éxito de un crecimiento ilimitado que puede estallar/pinchar en cualquier momento sin reflexionar si vamos hacia un callejón sin salida. Un claro ejemplo, que obligaría a replantearse las tesis al propio Luis Bassat ('El libro rojo de las marcas'. 1999), es el de Barcelona, donde el fenómeno de la turismofobia es más relevante.

El territorio se va agotando y los riesgos no son afrontados, mientras se empeoran por Decreto (en contra del criterio de muchos empresarios turísticos) las condiciones laborales de los empleados del sector como el caso de las limpiadoras de piso (Kellys), y crece el rechazo social en determinados destinos que ven desbordados para 'morir de éxito'. Un éxito que puede poner en riesgo la economía del lugar o el logro social que supuso en su momento la política social del turismo como un derecho de los trabajadores, de las masas populares que, ahora, son más sentidas como un problema que como una fuente de riqueza. Salvo en los destinos 'exclusivos' que suponen la vuelta al modelo de élites con un poder adquisitivo al alcance de muy pocos.

Microalgas, barcos humeantes, ahogamientos y lo que venga...

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Nueva estampa playera canaria a la que acostumbrarse.
Se acumulan a diario las noticias que deberían motivar la preocupación y una respuesta o declaración de las patronales turísticas de las islas, para reclamar las medidas necesarias que eviten la penosa imagen de destino de sol y playa con un litoral que aparece en los medios de comunicación extranjeros como un escenario de 'Walking dead'. Una apocalipsis zombi...

Por un lado, surgen sorpresiva y abundantemente las microalgas o cianobacterias que no son precisamente de espirulina con sus excelencias, sino que corren por las redes documentos que aseguran que revolcarse en esa nata no es nada aconsejable. Cerca de esa marea de tintes escatológicos hay un injustificable volumen de vertidos fecales al mar que en algunas islas y ciudades es tan escandaloso que ha motivado sanciones de la UE. O el cierre de playas como el Confital libre de construcciones pero vertedero de residuos urbanos.
Derrota del MV Chesire.
Más lejos todavía, pero acercándose a puerto, el barco 'MV Chesire' con su cargamento de 40.000 toneladas de fertilizantes que ha paseado por las aguas macaronésicas mientras dejaba su estela flatulenta de humo de sus reacciones químicas, una nube que advertía del riesgo de un desastre ecológico que mandaría la imagen de Canarias al paredón de lugares indesables por muchos años. Es curioso que el 20 de agosto, cuando la derrota de la corriente llevaba al buque hacia el suroeste de El Hierro, se enganchara un remolcador con el objetivo de conducirlo al puerto de La Luz. ¿No estaba más cerca otro puerto?

Por si fuera poco, casi cada día conocemos un nuevo caso de fallecido en las costas isleñas, por casuísticas muy dispares -que se deben señalar- pero en conjunto muestran una imagen alarmante de nuestro litoral que hemos de corregir. Y también convivir con esta realidad y la búsqueda de soluciones, porque vivimos rodeados de mar y por el mar. Una población de cerca de 850.000 grancanarios y más de 3 millones de turistas hacen mayoritariamente vida en torno al mar, y el riesgo está ahí, permanentemente, para casi todos.

Pero, siendo importantes todos estos temas -que podrían evitarse-, tenemos que advertir un elemento común que debe preocuparnos y es el papel de las administraciones en el origen, desarrollo, vía de solución y responsabilidad de la comunicación de estas amenazas o factores de crisis. Todo ello bajo una 'tormenta perfecta' que une todos los problemas para darle un carácter de huracán de nivel 7 sobre el turismo en las Islas de carácter devastador.

Están tardando los empresarios y los partidos políticos (las instituciones) en dar respuesta con fechas y cifras para solucionar los vertidos en todas las islas; evitar que el barco provoque un desastre mayor; acabar con las playas cerradas con su mancha de algas; y controlar el uso de las playas, principal objeto de la actividad turística.

En un sector tan competitivo, los vertidos fecales, buques peligros, ahogamientos, y las amenazas de huelgas, denuncias falsas, volcanes submarinos, temblores de tierras o la locura terrorista, son suficientes argumentos para que el sector turístico exija su participación en mesas de seguridad y la creación de un protocolo de situaciones de crisis porque, de haberlas, saldremos perdiendo todos.

Gran Canaria ante el Día Mundial del Turismo

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Inauguración del monumento del cincuentenario.

Hace cinco años, por estas fechas, celebramos en Gran Canaria el Día Mundial del Turismo con la presencia del Secretario General de la Organización Mundial del Turismo, Taleb Rifai, quien por primera vez visitaba el Archipiélago. Días después conmemoramos el 50 aniversario de la ciudad turística Maspalomas Costa Canaria. Ambos acontecimientos promovieron el reconocimiento del turismo como principal factor para lo bueno y lo no tan bueno que ha vivido –y cambiado- la isla en este medio siglo. Un debate permanente y obligado.

Gracias a estas dos celebraciones se movilizó un gran número de personas con los que pude profundizar -como Comisario del cincuentenario- en el conocimiento de lo que sucedió en el sector desde perspectivas muy dispares de lo acontecido y de lo que no sucedió, cómo lo hicieron y cómo lo vivieron. Pero más interesante aún fue averiguar las impresiones de sus protagonistas tras una 'aventura' que lo transformó todo en la isla. Como ejemplo, cabe destacar que los ingresos por licencia de obras en San Bartolomé de Tirajana pasaron de 332 pesetas en 1957 a 434.466 pesetas en 1966. En ese año, existían en el municipio 1826 camas turísticas. En apenas 12 años Maspalomas  recibía más turistas que Las Palmas de Gran Canaria, y hoy posee 91.000 camas hoteleras y extra hoteleras, el 70% de las existentes en la isla.

No voy a repetir aquí el listado de personalidades, personajes y personas que han sido o son actores en esta historia, ni el inventario de realizaciones, ni cómo se produjo la rápida transición de la sociedad agrícola a la de servicios en nuestra isla (para todo eso ver numerosos artículos en mi blog 'Islas bienaventuradas'). Tan sólo pretendo reflejar lo vivido hace cinco años y, sobre todo, el impacto que originó una movilización de la sociedad canaria por el turismo que produjo -sin saber el alcance real- la mayor promoción de Maspalomas Costa Canaria desde la convocatoria del concurso internacional de ideas cincuenta años antes.

Todo fue posible gracias a la receptividad e implicación por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana para poner en marcha estos eventos, casi sin tiempo y ante la incredulidad –o falta de interés- de las demás instituciones y de la mayoría del empresariado tan poco dado a la participación más allá de sus obligaciones tributarias. Aún así, algunas empresas se comprometieron (ahí están las hemerotecas donde aparecen los patrocinios) junto a figuras relevantes de la sociedad civil que colaboraron activamente y gracias a los/as cuales se pudo realizar múltiples y variadas acciones. También hay varias realizaciones que lo recordarán: el monumento de la ‘estaca’ ideada por el arquitecto Manuel de la Peña para que el conde de la Vega Grande diera inicio a la urbanización. O el Foro Internacional de Turismo y la red de municipios turísticos españoles (aunque en un principio se planteó que fuera atlántica, pero todo se andará).

Construcción de Las Olas y Las Arenas.

No se pudo realizar el museo o centro de interpretación del turismo como fenómeno global, con el protagonismo histórico de estas islas en la actividad turística en el mundo y con el objeto de hacer pedagogía sobre la actividad turística con sus aspectos positivos y negativos. La propuesta fue el Faro de Maspalomas, aunque lo ideal habría sido el edificio de La Rotonda, la primera construcción de Manuel de la Peña por encargo del Conde para el turismo, que fuera demolido sin tener en cuenta su valor histórico y arquitectónico. Hoy, cinco años después, sigue sin abrirse el susodicho Faro que incorpora un proyecto de promoción de la artesanía.

Tras aquellos hitos, se consolidan las iniciativas que se pusieron en marcha, pero quizás sea necesario mantener vivo el espíritu de aquel otoño y plantear otras nuevas propuestas para dotar al destino de un impulso permanente. Todo ello sin olvidar que en aquel momento tan trascendente, Maspalomas Costa Canaria no consiguió la colaboración necesaria de otras instituciones para que sumaran, y desde la perspectiva del tiempo creo que no lo entendieron, o no quisieron. Por el contrario, con los ecos de los aplausos todavía en el aire se produjo un enfrentamiento que trasladó del ámbito empresarial al institucional las pugnas existentes por el control del destino, que tanto han perjudicado a los intereses de la isla. Sin que olvidemos la alarmante pérdida del paisaje dunar que pocos quieren reconocer.

Han pasado 55 años desde aquel concurso y seguimos sin entender que Maspalomas Costa Canaria sigue siendo el principal activo y atractivo de Gran Canaria y el turismo.

Misterio y muerte como atractivos turísticos

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Cráneos en el Museo Canario.
"Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima". (Alfred Hitchcock)

Miedo, misterio y muerte, las tres 'M' de otra forma de hacer turismo en contraposición a las 4 'S' del turismo de sol, playa, arena y sexo (en ingles: sun, sea, sand & sex). Una de las más antiguas motivaciones para el viaje y la experiencia. Sin duda, no se trata de una motivación tan masiva como el turismo de sol y playa, aunque en algunas ocasiones sí podríamos hablar de importantes desplazamientos en las grandes peregrinaciones... Destinos también asociados a la muerte y a los misterios capaces de provocar emoción, el éxtasis o incluso milagros. ¿Acaso no incluimos estos lugares en nuestros itinerarios junto a templos en los que muestran esculturas y cuadros de terroríficos apocalipsis para toda la familia, incluida la aterrorizada infancia?

Pues en eso estaba pensando para abordar una tertulia en la radio (Bungalow 103, el programa especializado en el sector) sobre turismo tenebroso, peligroso, paranormal, terrorífico o simplemente oscuro... Y la primera evidencia es que hay oferta y demanda.¡Y muy amplia!

Para poder hablar de este tema -que en realidad abarca muchos temas- se puede plantear varias perspectivas empezando por intentar definirlo o describir qué es lo que mueve a provocar un movimiento de turistas hacia aquellos lugares con historias de tragedias o misterios, donde se produjeron sucesos que convirtieron a sus personajes en protagonistas o porque los protagonistas ya eran personalidades antes del acontecimiento, mayoritariamente con componentes de criminalidad o misterio.

Y a esas personalidades las encontramos en lugares de culto porque en ellos fallecieron o descansan (o deberían respetar su paz) los restos de reconocidos artistas como Jim Morrison (su tumba en París era -no sé si sigue igual- lugar de encuentro para beber, fumar y escuchar música), la tumba de Carlos Marx o de Lenin en la Plaza Roja (si sigue ahí, donde se retrataban los recién casados!!!), el túnel donde murió Diana de Gales, la acera o avenida donde asesinaron a John Lennon o a JFK... O los sepulcros en La Meca, Santiago, Lourdes o Fátima, donde el ambiente que se respira a expectación es inquietante.

Y es que las tumbas, cementerios, panteones, necrópolis, pirámides, osarios, son referentes para el turismo, porque la vida y la muerte son las realidades sobre las que gira el pensamiento y la certeza de la humanidad. Desde las primeras páginas de la historia el culto a la muerte está presente en todas las sociedades, con un respeto y una solemnidad digna de ser conocida y reconocida.
Cadáveres en un campo de concentración nazi.
Pero la muerte puede tener muchas caras, y no todas tan solemnes. El ser humano ha sido también capaz de crear los métodos más sofisticados y sádicos de exterminio. Ya sea la historia del conde Vlad (el famosísimo sanguinario que inspiró a Drácula) o los campos de concentración nazis, los comunistas, o los centros de tortura desde la torre de Londres, la inquisición o la persecución de la brujería como en Salem... Sin olvidar las guerras y su afán de destruir cada vez a más personas con el menor esfuerzo, desde las bombas de gases, pasando por el bombardeo de Guernica a la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki.

Sin olvidar la pérdida de libertad como una forma de tortura, como el caso de Nelson Mandela, cuyo cautiverio ha sido uno de los más famosos que ha hecho atractiva la visita al presidio donde fue encerrado durante 27 años por el régimen racista surafricano.

Y, como no todo va a ser tétrico, tenemos en torno a la muerte muchos festejos como los finados, o el marketing del Halloween, la espectacular fiesta de los muertos en México.
Ruinas de Belchite.
Lo cierto es que en un folio hay muy poco espacio para un tema con tantas posibilidades. Hablar de cómo ha quedado para el recuerdo el encierro en vida de los enfermos de peste en el barrio de Mary King Close, el miedo a la figura decapitada de Sleepy Hollow, las coincidencias dramáticas del director de 'La semilla del diablo', 'El Baile de los vampiros'o 'El Pianista', Roman Polansky, y el sádico asesinato de su mujer, Sharon Tate. La atracción de la muerte en el arte, como las momias/arpilleras de Manolo Millares, o los misterios de algunos colectivos -además muy perseguidos- como la masonería (en su 300 aniversario) o la búsqueda de cacofonías en las ruinas de Belchite, donde se produjo uno de los más cruentos enfrentamientos de la Guerra Civil. Y, como era de esperar, a la sombra de esta potencial demanda surgen empresas innovadoras con propuestas para aprovechar todo este interés por lo misterioso y sus rituales, así tenemos a Turinka y La Casa de los Enigmas, ambas en Gran Canaria. Una isla en la que hay mucho misterio y sucesos escabrosos, en sus cementerios y en determinados lugares como el Llano de las Brujas (en la capital) o la casa de las brujas de Telde, en la plaza de Santo Domingo donde tuvieron lugar los autos de fe de la Inquisición, o en numerosos rincones de Gran Canaria donde se produjeron sucesos como la Cruz del Boticario en los Pinos de Gáldar donde fue asesinado.

Pasen y disfruten, aunque puede que luego no puedan dormir...

Lo que pasa en Maspalomas se queda en Las Vegas

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Maspalomas y Nevada. Curiosas similitudes

Hace más de un siglo que Domingo Doreste creó el mejor eslogan publicitario para Gran Canaria: 'Continente en miniatura'. Hoy día debemos felicitarle (y agradecerle) por el acierto al concebir el lema más acertado para la isla, pero también hemos de hacer un esfuerzo por actualizar la visión de esa marca unos cien años después y que, de entrada, nos permite afirmar que este territorio es más que un continente, se trata de un mundo en miniatura. Un 'planeta' diminuto de paisajes y ecosistemas muy complejos y variados en un pequeño territorio, que además cuenta con algunas infraestructuras clónicas o eventos que también suceden en otros puntos del globo, como sucede en varios aspectos con las coincidencias entre el sur turístico de Gran Canaria y los acontecimientos o localizaciones existentes en el Estado de Nevada, un Estado de interior que no toca el océano Pacífico. Sin embargo, con algunas diferencias insalvables, encontramos diversas similitudes que nos sirven para plantear este juego de 'vidas paralelas' o territorios totalmente contrapuestos pero que a la vez nos permiten dar rienda suelta a la imaginación.

De entrada, tenemos dos ciudades surgidas para el ocio y el turismo a lo largo del siglo XX, una de manos de la mafia y el juego en una antigua y solitaria estación de trenes, mientras la otra es fruto de la iniciativa de la nobleza y un concurso internacional de ideas. Las Vegas se ha convertido en la meca mundial de las convenciones, el espectáculo y la diversión. Maspalomas es el destino europeo de sol, playa y los macroeventos LGTB. Así como el gran reclamo para que los países nórdicos tengan Gran Canaria como su principal destino en el mundo.
Festival Burning Man en Black Roc

El gay pride,  el winter pride, el carnaval alemán... son macroeventos que atraen a miles de personas de todo el mundo, con sus shows y galas, con su gran discoteca al aire libre y mientras tanto, en el desierto de Nevada se produce cada año un encuentro de miles de personas de lo más sorprendente y creativo, el “Burning Man” (quema del hombre o el hombre quemado), un evento anual de seis días de duración que se desarrolla en Black Rock durante septiembre y que se ha convertido en una sugerente fiesta creativa multitudinaria. El encuentro finaliza con la quema de una enorme escultura de madera con forma de humano, algo así como la 'quema del Judas' que tiene lugar en Teror, aunque dentro de un ritual religioso que pone fin a la Semana Santa.
Autopista extraterrestre hacia el Área 51
Más sorprendente aún es el misterioso uso de las instalaciones ubicadas en el Área 51, con sus leyendas urbanas de la presencia extraterrestre y que alimentan las teorías conspiratorias sobre el uso de esta base militar, relacionados con los mitos de la existencia de vida en otros planetas... Es curioso que en Maspalomas, al sur de Gran Canaria, la NASA creara las instalaciones de la estación de seguimiento de los programas espaciales Geminy, Mercury y Apollo, lo que provocó también teorías conspiratorias sobre el uso de la estación para actividades de la CIA en Canarias, cosa que en plena 'guerra fría' daba alas a las potenciales campañas políticas contra la presencia yankee en la isla. Sin embargo, gracias a Maspalomas y a la antena ubicada en la estación espacial, desde Gran Canaria se pudo escuchar con claridad el primer gran paso de la humanidad en la luna.

Abajo, a la derecha, estación de la NASA en Maspalomas
Pero no quedan aquí las únicas coincidencias y, aunque no voy a señalar otros vínculos relacionados con la actividad turística entre Las Vegas y Maspalomas Costa Canaria, hay que destacar lo sorprendente que resulta que estas dos ciudades cuenten con presas de bóveda o de arco espectaculares, como son la gran presa Hoover, famosa por el cine en numerosas producciones que incluyen la saga de Superman, mientras en Gran Canaria se encuentra la presa de Soria como icono de las obras del condado para el desarrollo de la comarca del sur de la isla y, por ende, del conjunto de Gran Canaria.

Presa de Hoover en Las Vegas y Presa de Soria.
El presidente de EEUU, Herbert Hoover, impulsó la ciudad artificial de Las Vegas con la construcción de la presa de arco o bóveda que lleva ahora su nombre. Un embalse con capacidad para 35.000 hectómetros cúbicos del Colorado, construida en 5 años (1931-1936) que, además de garantizar el agua, provee de electricidad a la ciudad con más bombillos por metro cuadrado del planeta.

Por su parte, en el Atlántico, el Conde de la Vega Grande quiso garantizar el agua a Maspalomas con la presa de Soria, el único embalse de este formato en las islas en una época en la que en España se puso de moda este tipo de construcciones de bóveda o arco. La presa de Soria cuenta con capacidad para 32 hectómetros cúbicos (de aire, dada la dificultad o imposibilidad de que algún día se llene). Fue construida en 10 años (1962-72) y se ha convertido en un icono del patrimonio industrial de Gran Canaria (podría y debería declararse como Bien de Interés Cultural), por su singularidad y espectacularidad.

Hay otras cuestiones de las que aprender y que deberíamos tener en cuenta para comprender el éxito extraordinario de Las Vegas, incluso para recuperar el turismo norteamericano que tuvimos y perdimos, con su concepto de permanente renovación, ya que allí parece que no se aplica la teoría del destino 'maduro' que atenaza el presente y futuro del destino, o sirve de justificación a la incapacidad de nuestros gobernantes para facilitar una constante modernización y adaptación del destino a las demandas de los usuarios. Y tampoco, siguiendo con las similitudes fallidas, hemos logrado que se impulse una imagen de marca gracias a la capacidad del cine y la televisión como han conseguido en Las Vegas convertida en uno de los iconos del cine en el mundo.

La cita atlántica del turismo

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Inauguración de la Feria de 2016
La semana próxima tendrá lugar la 41 edición de la 41 Feria Internacional del Atlántico (23-26 de noviembre). Estamos ante una nueva ocasión para el encuentro y el intercambio de soluciones profesionales para la industria turística, como reza el lema de este evento que está reconocido como feria oficial de Canarias y certificado por el organismo internacional ferial UFI. Una confirmación de su vocación global y atlántica. Hasta aquí, todo es muy profesional y avalado con una experiencia indiscutible, pero además hay un trasfondo social e identitario en esta actividad ferial, la experiencia durante décadas de tener y ofrecer en una gran feria aquello que nos hace un destino con ADN de éxito en diferentes épocas. Por ello en sus principios se celebró aquí Expotur (el antecedente de lo que sería Fitur) y tras una etapa de agonía se produjo el rescate de la Feria tras años extinguiéndose. Pero no sucedió lo peor y se produjo el cambio de rumbo el año pasado, coincidiendo con el 50 aniversario de la inauguración de la Feria del Atlántico.

Y, curiosamente, sucedió un fenómeno poco destacado en la vorágine de cifras y personalidades: la sensación general de que la feria es algo de todos/as. Es parte de lo cotidiano, de la vida isleña.

Con esa naturalidad casi despreocupada, el año pasado cientos de profesionales y expertos impulsaron los contactos, vieron las novedades y las posibilidades de negocio. Encuentro, conexiones múltiples... la mejor respuesta al esfuerzo de cada expositor que se esmera en exhibir y tratar de captar el interés de quienes buscan la calidad, seguridad, garantía, eficiencia para el ahorro... Todo ello en un enorme abanico de empresas de suministros, reformas, modernización y mantenimiento para un pujante sector turístico que trabaja las 24 horas los 365 días del año y encima se expande y mira hacia el futuro. Algo que a fuerza de leerlo y escucharlo repetidamente durante años y décadas, ya no nos llama la atención.

Todo es muy natural gracias a la profesionalidad de un gran número de personas que mantienen la actividad turística en puestos de liderazgo mundial, en una comunidad donde más del 33% del PIB se produce directamente por el sector, con más de un 35% de todos los empleos pendientes del turismo y un porcentaje similar en el total de la recaudación fiscal. Por ello es normal que muchos profesionales del turismo isleños (y deberían ser más si hubiera una orientación adecuada) sean objeto de deseo de otros destinos al trabajar en el sector económico más global y de mayor crecimiento en el mundo.

No se extrañe del éxito de nuestros profesionales. Estamos ante un perfil muy especial de gran movilidad y transversalidad. Una comunidad que además es muy bien avenida y que podemos encontrar con su excelente trato en citas ineludibles, aunque sólo sea para el reencuentro y compartir: las ferias. Unas son escaparates de los cada vez más numerosos destinos y otras, como la Feria Internacional del Atlántico, más profesionales y de contacto directo, para los responsables de que los productos y servicios turísticos compitan en un mercado complejo y transversal, global y cambiante, donde el vértigo del día a día se mezcla con los impactos de múltiples acontecimientos y situaciones en todo el planeta. Por ello, cada vez que finaliza una edición de cada feria se anotan la próxima edición en sus agendas, la del reencuentro y la de compartir, la de la conexión personal que no se pierde y que te obliga a ir, con gusto, a trabajar y no perder el pulso del sector.


Cada feria es un mundo de oportunidades para gentes tan dispares como los médicos de un hospital que atiende a un noruego, un masajista de un spa que cuida el bienestar de un alemán, un patrón que conduce la embarcación para que un grupo de franceses avisten delfines y corran junto a Taurito en motos acuáticas, o los profesionales del turismo activo, del alojativo, del transporte, de las telecomunicaciones, de los suministros, alimentos y bebidas, o el pianista que realiza su peculiar ruta por los hoteles para animar a los clientes mientras disfrutan de una bebida después de una jornada de relajación bajo el sol.

Por ello, esta feria no es una pasarela de trajes típicos ni un folleto animado que te asalta en cada rincón, ni tampoco una interminable excursión de pabellones que parecen un festival étnico o un carnaval dedicado a las culturas del mundo. Esta es la cita para el sector, el encuentro del turismo, inevitable, al que no puedes faltar para conocer, aprender y valorar la labor profesional que hay tras el envoltorio del producto turístico tan exitoso que tenemos.

Un prestigioso y amplio grupo de profesionales que hacen posible el liderazgo del destino turístico en el que también uno de sus atractivos es el de la actividad ferial, incluso el de congresos y convenciones que intenta abrirse paso en un destino en el que el sol y playa ocupa toda la oferta alojativa, pero que ha estado activo en esta isla desde que en 1963 se celebrara el exitoso Congreso Internacional de los Skal Club y que diera el espaldarazo a la creación de la Feria del Atlántico que durante 50 años nos ha contagiado del ambiente ferial que hoy vemos como natural y que ha dado lugar a varias réplicas en toda la geografía insular: ferias en el noroeste, en el sureste, regionales, insulares de vinos, de quesos, de artesanía. Una oferta que otras islas intentan imitar gracias a la experiencia y éxito de nuestra feria, donde tenemos una cita la próxima semana.

Obladí obladá parlamentario

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George y Paul en Tenerife.

El Parlamento de Canarias acaba de darse cuenta de que en Canarias ha habido visitantes ilustres, gran descubrimiento a estas alturas del siglo XXI. Como el propio Cristóbal Colón y demás 'descubridores' o los científicos como Humboldt y hasta Darwin, si no le hubieran prohibido desembarcar por la cuarentena a la que sometieron su 'Beagle', o hace menos tiempo los astronautas de los 'Apollo'(Aldrin, Collins y Armstrong). Pero no, el Parlamento de todas las Islas Canarias se emociona y queda sorprendido con las vacaciones de tres integrantes de The Beatles (George, Paul y Ringo) que pasaron unos días en la isla de Tenerife (excelentemente recogido y documentado por el maestro Nicolás González Lemus) . Y por eso quieren que se celebre el 55 aniversario de aquel acontecimiento y declararlos 'Visitantes ilustres'. Ya puestos podrá ser el 56 aniversario o el 57 y dos semanas y media. Pero bueno, por poner una fecha usan esta del 55 y fundamentan la propuesta con algunos datos que demuestran que tal estancia no supuso nada para Canarias -o Tenerife, si de éso se trata-, ni para el grupo, ni tan siquiera que Tenerife se enterara en su momento de la visita de aquellas estrellas de la música salidos de La Caverna, más bien los ignoró. Y, lo peor, ponen de manifiesto la discriminación de otros acontecimientos y personajes que sí tuvieron su trascendencia para las islas y con impacto global.

Willy Brandt en Jandía.

Hace unos días se celebró la estancia de Willy Brandt en Fuerteventura. Un hito en la historia germana por la imagen del canciller alemán montado en un burro recorriendo la tierra prometida para los turistas e inversores del poderoso país europeo gracias a la Ley Strauss.

Cartel de la película Wonderful Life.
También se recuerda en la guía de rutas de cine en LPGC presentada hace unos días la presencia del cantante británico (nombrado Sir y ganador del concurso de Eurovisión), Cliff Richard con el grupo The Shadows, para grabar la película Wonderful Life, y aprovechar algunas veladas para actuar en una sala de fiestas de moda compartiendo escenario con Teddy Bautista y los componentes de Los Canarios.

No quiero extenderme más con este tema porque no merece perder el tiempo, pero me recuerda otra polémica parlamentaria a cuenta del Día de las Letras Canarias, cuando plantearon que se dedicara a Blas Cabrera Felipe porque había publicado muchos libros, solo que si los hubieran leído o conocieran al personaje, se darían cuenta de que se trataba de un físico que además fue amigo personal de Albert Einstein.
Pedro Lezcano, Agustín Millares Sall, Vicente Aleixandre,
Pino Ojeda, Pedro Perdomo, Ventura Doreste y Manolo Padorn
Y ya que hablo del Día de las Letras Canarias, me congratulo de que este año se lo dediquen a Pino Ojeda, quien no fue reconocida en vida con el Premio Canarias, por eso de la misoginia endémica de esos premios, pero bienvenido sea que ahora pueda ser conocida por la sociedad isleña. Aunque no estaría de más que el Parlamento de Canarias deje de improvisar y establezca los criterios claros para estos premios y para el Día de las Letras, ya que tras los primeros años que seguían una secuencia lógica se han tornado en un arbitrario ir y venir de escritores y escritoras fallecidos en las últimas décadas.

El turismo como revolución

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Con Fernando Gallardo y la guía en la que colaboramos.
El foro Canarias Comunica celebró un encuentro bajo el título Claves de la Próxima Revolución Turística, con una charla de Fernando Gallardo (escritor y crítico de hoteles de El País, que hizo el apartado de hoteles en la guía de Gran Canaria de El País/Aguilar que escribí en 1992), y un coloquio en el que participé junto al gerente del Patronato de Turismo de Gran Canaria, Pablo Llinares, el director de comunicación de Lopesan, Francisco Moreno, la responsable de comunicación de Loro Parque en Gran Canaria, Begoña Vera Guanche, y una representante de Globalia Canarias. El acto tuvo lugar coincidiendo con la celebración de la 41 Feria Internacional del Atlántico. Y se nos hizo poco el tiempo que tuvimos para la charla...

Gallardo ofreció varias perspectivas sobre la irrupción de las criptomonedas (el bitcoin, en particular) y su posible incidencia en el sector turístico, incluyendo otras novedades tecnológicas que ya se están implantando, pero que -a su juicio- la transformación más impactante será el desarrollo del dinero electrónico por cuanto el valor de las monedas oficiales está sujeto a los gobiernos y sus fines, mientras las monedas 'virtuales' surgen de una economía algorrítmica que crea otro concepto sobre el valor y la confianza.

El título del coloquio 'Claves de la próxima revolución turística' señala un escenario posible en un negocio que moviliza 1300 millones de personas al año (y creciendo). O sea, cada segundo parten 41 personas hacia otro país para 'turistiar', según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Y ante esta realidad ¿cuántas revoluciones ha vivido el turismo para ser el 10% del PIB mundial y el sector que más crece en los últimos años? ¿Es el turismo una revolución permanente? ¿Es la revolución social más importante?

Más de un siglo de revoluciones, sociales, tecnológicas...
Cuando Marx y Engels afirmaron aquello de “Un fantasma recorre Europa” (Manifiesto Comunista, 1848) pudieron decir sin equivocarse que no era un fantasma sino un tren a vapor, la gran aportación de la primera etapa de la revolución industrial que se desarrolló entre finales el siglo XVIII y mediados del XIX. Sin transportes no habría revolución industrial y viceversa. Y esto transformó la demografía, creó una nueva economía, parió -dolorosamente- un nuevo modelo social, aceleró el deterioro ambiental… Pero fundamentalmente –para nuestro tema- provocó una revolución en el transporte y en los procesos productivos con la mecanización y la producción en serie.

El nuevo escenario exigía una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, factor de producción fundamental que se desplazó de las zonas agrícolas porque, además, la nueva sociedad creó una espiral de demanda de más obreros especializados, técnicos, investigadores y, sobre todo, consumidores.
 

Aunque ya existía una forma de turismo previa a esta revolución industrial (como en todo hasta entonces, sólo para las élites), conocida como el Gran Tour (s XVII a 1820), la locomotora industrial creó nuevas posibilidades y necesidades para desplazarse. Por un lado, el tren permitía recorrer distancias en grupo. Esta oportunidad fue aprovechada por organizaciones religiosas para organizar las primeras excursiones turísticas que consistían en llevar alcohólicos a centros de rehabilitación por unos días (ahora hay destinos turísticos para emborracharse). Y por otro, las líneas marítimas se establecen con barcos a vapor y surgen los primeros cruceros y, de ahí, la turoperación (en ‘Thompson & Co.’ 1905,  Julio Verne lo anticipa en un viaje cuyo destino era ¡Gran Canaria y Tenerife!).

La sociedad industrial potenció el turismo de salud porque con sus humos envenenó regiones enteras. La nueva clase obrera añoraba entonces sus orígenes bucólicos entre plantas y ganado con un cielo impoluto. Y fue así como Canarias se convirtió en un gran destino para 'invalids'. En 1911 vivían 60000 personas en Las Palmas de Gran Canaria y contaba con 13 hoteles. Luego vendría el turismo burgués, tras la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, una clientela para la que idealizó Néstor Martín-Fernández de la Torre su destino de tipismo que fue truncado por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Otro de los impactos de la revolución industrial...

Las guerras, dramáticas, devastadoras, nos dejaron también la transformación del transporte aéreo y propició el turismo de masas, el turismo de esa clase trabajadora que los gobiernos comunista, fascista y nazi organizaron en colonias vacacionales con su carga de adoctrinamiento. Pero en 1936, el gobierno del Frente Popular francés de León Blum había aprobado una ley revolucionaria: un periodo de vacaciones pagadas para todos los trabajadores. Una norma que se ha extendido y consolidado en Europa. Una decisión que necesitaba espacios para esos millones de personas dispuestas a desplazarse para cambiar la monotonía.

Hoy el turismo de masas ha superado más de medio siglo de transformaciones en los transportes, la economía, la tecnología y la cultura. Hay destinos verdes, lgtb, de sol y playa, singles, nómadas digitales, familiares, terroríficos… De cualquier cosa que se demande surge un destino, incluso hay destinos que se inventan a sí mismos para llevarse parte del pastel. Ha sido una revolución constante y que permanece. No ha sido una revolución de barricadas, sino cultural y económica que ha transformado a toda la sociedad y está inserta en ella. Un derecho civil y social que aporta beneficios y también problemas que deben ser solventados teniendo en cuenta que no estamos ante un asunto local sino global totalmente revolucionado por la sociedad en red impulsada de forma meteórica por las telecomunicaciones y, como dice Fernando Gallardo, a las puertas de una nueva y profunda revolución turística.

De Expotur a Fitur: metamorfosis del ‘chone’

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'Chones'. Eduardo Millares Sall (1946)
Puede que la palabra 'chone' le suene ahora a chino, pero hasta hace poco fue el vocablo 'made in Gran Canaria' usado para decir 'turista'. Y tiene su lógica y su raíz. Está en el sentido humorístico del isleño que surge en todo, incluso al inventar motes y palabras para convertir en léxico algo o alguien de forma autóctona. Por ello tenía que suceder aquí donde se inventara un vocablo para describir al 'turista', en un destino turístico pionero en el mundo como es esta isla, donde los turistas tuvieran un nombre diferente, original y con gracia. Así lo comento en este artículo que acaba de publicar el periódico turístico 'Welcome to Gran Canaria'.

El origen de este vocablo debe estar en el nombre británico 'Jhony', tal como afirma el escritor Pancho Guerra (1909-1961). Un nombre propio que se extendió por el canarión a todos los nativos de la Gran Bretaña, al indicar que lo mismo los de la extensa colonia insular que los de tránsito, son para el isleño "Jhonys" o 'chones' (aunque últimamente se ha extendido el uso de 'choni'). Para Pancho Guerra “lo curioso es que suele generalizarse alegremente llamándose chone a cualquier extranjero con rubia pinta de tal. Corrió fama de que se los engañaba, aplicando a su ignorancia del idioma -más bien jerga-, a su perplejidad nórdica y a su desconocimiento de ciertos juegos menores de la picaresca, la viveza y el garabato meridionales. Por eso el nativo a quien piden en el trato comercial precios rapaces, replica todavía: '¿Usted se cree que yo soy chone?'. Una muestra del sentido isleño de los negocios”. Puede que fuera así, que la dificultad para entenderse entre británicos y canarios se plasmara también en las diferencias sobre el intercambio de productos, pero no sólo en ello, sino en la diferente percepción del coste, ya que los canarios vivían en unas condiciones económicas muy precarias y el precio para el vecino de la isla se adaptaba a sus posibilidades económicas, no así al foráneo que podía pagar mucho más, por su nivel de vida y por el valor de su moneda. Lo cierto es que el negocio con los 'chones' permitía un trasvase de rentas y divisas que era muy apreciado por los isleños y, sobre todo, por el Estado español que precisaba de esas divisas para su balanza de pagos.

Ese fue un argumento de peso para el desarrollo turístico: la entrada de divisas. Y también la especialización y diversificación de una economía que dependía casi exclusivamente de la producción hortofrutícola y de la actividad portuaria, dependiente de competidores externos. De ahí que hace más de un siglo comenzara la transformación más profunda en la historia de la isla hacia un modelo de desarrollo turístico que comenzó como destino de salud, luego de moda y tipismo, de sol y playa, hasta nuestros días como líder en varios segmentos, tal como comprobarán en Fitur, una de las ferias turísticas más importantes del mundo que tuvo sus antecedentes en la feria Expotur que se celebró en Gran Canaria en 1967.


Pueblo de Chone, en Ecuador

Y no olvidemos, como anécdota, que en Ecuador existe la ciudad de San Cayetano de Chone, a orillas del río Chone. Fundada en 1735. Pero supongo que no serían nuestros 'chones' los fundadores. Valga esto para, con un poco de humor, celebrar medio siglo de promoción turística y de éxito de 'chones' en la isla.

Fitur o la Feria de las polémicas

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Infografía del stand de Canarias en Fitur 2018
Se podría hacer una larga serie -un culebrón inacabable- con la sucesión de episodios de desencuentros, críticas y debates nunca cerrados sobre la presencia de las Islas Canarias en las ferias, particularmente en la que se celebra en Madrid: Fitur, que es la que genera los mayores enfrentamientos, no así en la ITB de Berlín o la WTM de Londres que nunca suenan en la prensa como la de la capital española. Será por eso del eco mediático que tiene la cita madrileña o que allí acude tanto isleño que necesitan algún tema de tertulia.

El asunto es importante, o por lo menos eso parece a tenor de las discusiones que protagoniza la presencia en Fitur y porque vivimos del turismo en un elevadísimo porcentaje del PIB, recaudación de impuestos, empleos y demás...

Pero ¿qué relevancia tiene fuera de las islas para la/s marca/s y productos turísticos isleños la presencia en Fitur y, sobre todo, este debate que recuerda al Guadiana? ¿Entre cientos de expositores y actos promocionales que se suceden en Fitur... Tiene algún protagonismo la presencia canaria y alguna mención sobre este debate? ¿Cuánto espacio dedican a Canarias los medios si tienen para elegir entre cientos de temas que se ofrecen en la Feria y ya que estamos: les interesa algo este debate? ¿Cuándo va a haber una presencia en Fitur que cumpla satisfactoriamente el papel de convertir a las islas en el destino más deseado por los peninsulares como lo es para los nórdicos? Y ¿cuándo se acabará este eterno debate entre islas, Promotur/Gobierno, destinos locales, empresarios y medios de comunicación?

Andalucía en Fitur.
No nos engañemos. Canarias es una de las principales comunidades turísticas de España y ocupa en Fitur un espacio que no se corresponde con su éxito exterior. Con un stand de 1425 metros que cuesta 800.000 euros (subvencionado un 85% con fondos FEDER) el Archipiélago mantiene su presencia sin hacer frente a los 5300 metros de Andalucía que le cuestan 1.022.000 de euros (curioso que a los andaluces les salga la promoción por metro cuadrado 193 euros, mientras a Canarias, más alejado, le cuesta 561 euros el metro, según lo publicado en prensa). Y hago la comparación porque la presencia de Andalucía se fundamenta en promocionar el destino lider en el turismo interior, con amplios stands para cada provincia. Un concepto que me convence. El espacio envuelve y vende una marca común en la que conviven 8 provincias y numerosos destinos locales, productos y servicios. Quizás tengan claro lo que le conviene para mantenerse como principal destino para los españoles.

Canarias aparece al final. En la entrada norte. Más profesional que popular. Menos promocional si se compara con Andalucía aunque un punto de encuentro indiscutible con una enorme cantidad de encuentros y reuniones de trabajo, éso sí. Pero sin 'llenar' de Canarias a Fitur como escaparate para el público general. Por ello siempre surge el debate y siempre volvemos al punto de partida ¿Puede Fitur traer más turismo peninsular? ¿De qué tipo? ¿Como lograrlo o cómo lo logran los destinos de éxito en la Península? 

Y es que el turismo es el sector de las alegrías (y algún disgusto) para los políticos, ya sea porque siempre hay cifras para contentar, aunque esa carrera hacia el infinito la llegada de turistas es de suponer que ya tiene los días contados porque sólo sería posible azulejiando toda la costa.

Aún así, somos líderes turísticos en un país turístico también líder. Pero para llegar a ser potencia mundial turística la promoción es fundamental, y así lo entendieron los pioneros del sector en la isla. Los primeros organismos que creamos (Sindicato y Centro de Iniciativas) tenían como prioridad la promoción. Los empresarios, junto a algunos cargos públicos que les apoyaban, hicieron esfuerzos extraordinarios para dar a conocer a la isla como destino avanzado (apoyo a guías Brown, Baedecker y propias; revistas como Canarias Turista, Isla o Costa Canaria; la Casa del Turismo; miradores, parador, el Pueblo Canario), incluso promovieron grandes eventos como el Congreso Internacional de los Skal Club o de la Federación Mundial de Agencias de Viajes (años sesenta), sin olvidar la primera Expotur en la isla (Feria del turismo anterior a lo que hoy es Fitur).

Pero la promoción turística era competencia estatal. Y de ahí la reivindicación del sector en aras de que fuera profesional ya que hasta la llegada de Manuel Fraga al Ministerio de Información y Turismo, su antecesor Gabriel Arias-Salgado había dispuesto de esos recursos para fomentar -principalmente- jubileos y peregrinaciones. Pero con el nuevo ministro todo cambió y se dio un gran impulso a la más productiva fuente de divisas: el turismo. Se crearon organismos para la gestión, promoción, oferta alojativa... Se organizaron encuentros (Asambleas de municipios turísticos) y seminarios de estudio sobre el desarrollo turístico y poco a poco las administraciones tomaron conciencia de la importancia de una actividad que crecía gracias a la iniciativa privada. La promoción fue uno de los temas que asumieron. Una decisión que facilitó su profesionalización pero también su burocratización y, a la larga, su uso arbitrario en algunos casos al ponerla al servicio del interés del cargo público de turno, marginando a las empresas y profesionales.

En el caso de Canarias los Cabildos iniciaron sus estrategias promocionales a comienzos de los setenta, poco antes de que la competencia administrativa fuera transferida por el Estado a la Comunidad Autónoma (hasta la actualidad, a través de la empresa Promotur, antes Saturno) si bien hay una parte que se transfiere a los Patronatos Insulares de Turismo, gestados hace 42 años con muchos logros en el de esta isla gracias a la designación por Lorenzo Olarte de un eficiente Antonio Cruz Caballero (el Patronato de Gran Canaria apostó inicialmente por la Mancomunidad con Lanzarote y Fuerteventura, que apenas tenían recursos, e invitó a Tenerife a sus acciones promocionales). Pero, actualmente, es Promotur (Gobierno de Canarias) quien lidera la presencia canaria en las ferias. Entre el Gobierno autónomo y los Cabildos, el papel de los ayuntamientos ha quedado bastante 'apagado' como gestores de marcas locales de destinos. De ahí que a las disputas entre islas, se sume ahora la de los municipios, con la presencia de varios de los más significativos en un stand de municipios de sol y playa que suma a Adeje, Arona, Guía de Isora, San Bartolomé de Tirajana y Mogán. Curiosa mezcla que permitirá ver las dunas de Maspalomas junto a los establecimientos del sur tinerfeño... Y eso sin olvidar que los estudios (que no ha sido publicado en la web de Promotur) indican que la marca Canarias se identifica en Península con Tenerife y Lanzarote ¡Ojo!

Actualmente, las instituciones tienen casi todo el protagonismo y la presencia del empresariado es casi anecdótica en la promoción de la marca. El empresariado tuvo un papel protagonista cuando no había prácticamente ninguna actividad promocional por parte de la administración. Sindicato o centros de iniciativas y turismo realizaban estas acciones, aunque este modelo dice mucho de la falta de interés de las empresas por gestionar la marca de sus destinos. No sucede así en Baleares, donde la promoción la gestiona una empresa que se financia a partes iguales entre administraciones y empresas, con su lógica, ya que se trata de una actividad económica privada que debe velar por sus intereses y no tirar del dinero público y dar por válida esta 'intervención' pública sobre un sector económico.

En resumen. ¿Nos tomaremos algún día en serio la promoción turística de nuestro destino?

La Vuelta al Mundo, el rescate de la primera ruta turística en Gran Canaria

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Vehículos usados para la ruta.
La primera referencia a la ruta turística la 'Vuelta al mundo’ la encontré en los textos de la periodista Magaly Miranda, en un manual sobre turismo que realizó para el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y en el librito ‘Destino Gran Canaria’ que escribió para Ediciones Idea. Posteriormente conocí a la investigadora y profesora María del Pino Rodríguez quien ha desarrollado numerosos trabajos sobre los recursos y la historia turística de la zona de La Atalaya, la zona vinícola, el entorno de Bandama… En ambos casos, las autoras citan como referencias sobre la primera ruta turística de Gran Canaria a la revista ‘Canarias turista’ (1910 y segunda época en 1930-31), un tema que no figura en dicha publicación con un artículo o reportaje dedicado a la ruta, ni ofrece imágenes que puedan mostrarlo, pero en la memoria colectiva y en esas referencias periodísticas quedaba la constancia de una oferta turística pionera que atraía a los numerosos pasajeros de los barcos que hacían escala en el puerto de La Luz, y aquellos que se hospedaban en los excelentes alojamientos construidos en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Brígida.

La ruta contaba con diversos alicientes, consistía en salir en tartana desde las palmas con dirección a Telde, subir por la Higuera Canaria y luego La Atalaya y El Monte, para regresar a la ciudad de Las Palmas. Esto era lo que se sabía... No teníamos más información sobre cómo se desarrollaba la ruta hasta que descubrimos en la bodega de San Juan del Mocanal un álbum de fotos de una Vuelta al mundo realizada con una pequeña caravana de automóviles, cuyos pasajeros eran recibidos con gran expectación y una animada parranda. Una situación sorprendente para el grupo de extranjeros y extranjeras que probaban en la bodega el reputado Canary Wine mientras escuchaban islas y folías exóticas para sus oídos.
Una parranda acompaña a los visitantes

Era otra de las grandes sorpresas de la ruta tras o antes de visitar el poblado troglodita de La Atalaya y el cráter del volcán. Todavía no se había mudado a Bandama el club de golf, pero imaginamos que en aquellos tiempos (comienzos del siglo XX), el paisaje tendría que ser agrario y predominante la presencia de viñedos, incluso en el fondo del cráter donde se encontraba un lagar.

Las fotografías descubiertas nos aportan una información valiosísima... Los/as visitantes de la bodega venían en sus vehículos con atuendos de viajar en coche que usaban para protegerse del hollín y del polvo de las carreteras. Eran recibidos con gran animación y acompañados por rondallas y mucha gente para visitar las plantaciones y la bodega.

Esta experiencia, no un invento o improvisación, ha sido retomada por los expertos en turismo con la ya citada, María del Pino Rodríguez, además del geógrafo Álex Hansen, el arquitecto Álvaro González, el investigador y cronista de la Villa, Pedro Socorro, así como los nuevos responsables de la bodega de San Juan del Mocanal, con sus lagares, viñedos. En definitiva, los paisajes que ofrece la Villa y el entorno del Monte, también perteneciente a Las Palmas de Gran Canaria, que ya no sólo cuentan con los recursos de aquella Vuelta al Mundo de hace un siglo, sino que suman una oferta mayor (Jardín Canario, Casa del Vino, Club de Golf, Senderos, Centro Locero y alfar museo de Panchito, parque El Galeón...) además de una amplia oferta gastronómica y comercial que se complementa con los espacios naturales, culturales (el casco histórico ha sido declarado como Bien de Interés Cultural). Y, la comodidad de encontrarse a pocos minutos de la capital insular y con conexión a las autopistas que circunvalan la isla, además de ser paso obligado para el acceso al centro insular y sus cumbres.

Para retomar la Vuelta al Mundo ha sido fundamental el apoyo de la Concejalía de Turismo de Santa Brígida y del Patronato de Turismo del Cabildo, que han incorporado el proyecto elaborado por la asociación Aran Canarias en su programa para otoño de este año de 2018, tras dos 'ensayos' en las que han participado algunos turistas, empresas de guías y turismo experiencial, así como isleños ávidos de conocer su tierra y sus originales y exclusivos recursos.

Una turista con su chófer.
La nueva Vuelta al Mundo está por hacer, por conseguir que interese a los operadores y guías, si bien se trata de una propuesta más bien minimalista (en relación con las bodegas por sus pequeñas dimensiones), ya que se ha perdido la espectacularidad de aquel enjambre de lagares y bodegas de antaño -demasiadas en ruinas- si bien esta iniciativa puede contribuir a su recuperación. O, a una reinterpretación de este producto, donde lo pequeño es resultado de nuestra propia escala, de lo singular y variado de nuestro continente en miniatura.

Y para ello, se busca el apoyo a los operadores turísticos para que conozcan esta oferta de paisajes, lugares emblemáticos, degustación y cata de vinos y queso; la visita a Bandama, con su espectacular espacio geológico, panorámico y el campo del golf del primer club creado en España; así como el barrio de La Atalaya, con la memoria del poblado troglodita y la actividad artesanal. Las visitas contarán con la explicación de expertos en los diferentes temas que guiarán a las personas participantes y el problema radica en que son tantas las posibilidades que pueden formar parte de la ruta que se analiza con detalle si se realizan diferentes programas para realizar en el día o plantear una ruta diferente según la época del año.

Al tratarse de la primera ruta turística de Gran Canaria, el municipio de Santa Brígida considera una oportunidad rescatar esta iniciativa y cuyo recorrido permite ver varios de los elementos más destacados y originales de esta isla para el turismo. Para su ejecución se ha contado con el apoyo de los expertos antes citados, las bodegas y comercios, así como la empresa de transporte Global, si bien el objetivo es que sean los propios operadores los que aprovechen estos recursos que fueran reconocidos por la viajera y escritora británica Olivia Stone, que realizara el 24 de noviembre de 1883, una visita que abrió al turismo el poblado troglodita de La Atalaya donde sus habitantes elaboraban“toda la alfarería de barro que se utilizan en los campos, en especial cántaros, braseros y vasijas para tostar café, que vendían en la ciudad". Desde entonces a nuestros días, muchas cosas han cambiado, pero también se incorporan nuevos elementos para el visitante, como el surgimiento de Los Gofiones en torno a las parrandas en el restaurante Bentayga y otros locales del Monte, o que en el Hotel Santa Brígida se encuentra el centenario pub (el más antiguo de la isla) donde tomarse una 'pinta' tiene otro sabor.

Turistas o emigrantes climáticos

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Canarias es el mito del mejor destino de salud y clima del planeta. Las islas afortunadas o el jardín de las Hespérides es la marca que durante siglos nos representó y que tuvo -tiene- un auge sorprendente cuando se 'descubrió' el sol y playa para un turismo popular. Atrajimos y atraemos a quienes buscan el clima más saludable para disfrutar de la playa y aquí lo tenemos todo el año.

En realidad, se trata de un turismo climático que pasa el mayor tiempo posible en la isla (de ahí que lideremos el ranking mundial como destino que más repiten los turistas). Y al ser turismo se rige por un mercado variopinto y en constante evolución. Estos turistas son personas que vienen casi exclusivamente por el clima y el sol junto a una piscina y palmeras. Y así pasan una temporada -mínima o lo más amplia posible-, por lo que podría considerarse como una segunda residencia en la que logran efectos saludables evidentes en el organismo y en el ánimo. Sobre todo para una población europea de jubilados 'madurescentes'.

Pero ese incremento de posibles turistas mayores y con más tiempo de estancia (más bien temporadas) tendremos que pensar y prepararnos para ese aumento de la demanda por un cambio climático que hará que en sus países de origen sean más frías o calurosas las estaciones, incrementando las migraciones en busca de un clima más saludable. Sin olvidar que al ser islas nos afectará también el cambio climático por el aumento del nivel del mar o que enfrentemos temperaturas más radicales como para hacer nevar o granizar en los viñedos de La Geria o la playa de Las Canteras.
Paisaje inusitado de La Geria.
Ya son millones de personas  los llamados'desplazados climáticos' que huyen de grandes extensiones y países enteros por las sequía, hambrunas o inundaciones u otros fenómenos meteorológicos que padecen a causa de la naturaleza o producidos por la acción humana (y no me refiero a las guerras). Son masas que buscan una salida de la miseria. Un paraíso donde trabajar, comer, tener un hogar, educación y sanidad. Lo del sol y la playa no es su prioridad.

Aquí viene cada vez más el turista climático apoyado y motivado por sus condiciones socioeconómicas. Jubilosos -y no tan mayores- que han trabajado décadas en industrias o servicios y que están deseosos de disfrutar plenamente de cada segundo durante los meses que sea posible aunque no entiendan una palabra de español y sus placeres gastronómicos sean el menú de Ikea o una pizza. Han cambiado muchas horas de lectura encerrados/as y cada vez más solitarios junto a la chimenea, para venir a leer en la hamaca o la terraza (ojo: ¡no hay literatura canaria publicada en su idioma!). Ahora les sobra tiempo como nunca tuvieron para ellos y buen tiempo para disfrutar. Es en lo que se ha convertido sus vidas.
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Pero además de que crecerá la demanda de jubilosos/jubilados hemos de prestar atención a la evolución, proyecciones y escenarios del cambio climático como factor de transformación del turismo. Y máxime en este destino que geográficamente es el trópico europeo favorecido hasta ahora por las corrientes oceánicas. ¿Cuántos turistas vendrán y por cuánto tiempo? ¿Cómo atenderlos y que contribuyan al bienestar de los isleños? ¿Por qué se suspendió la Agencia del Cambio Climático en Canarias y no se ha creado el Comisionado? Si llevamos siglos siendo destino de turismo climático ¿cómo es que hemos dejado en ruinas los históricos balnearios o no hemos recuperado el Centro Helioterápico? ¿Acaso no merecerían su restauración y explotación aunque se dediquen a otros fines...? Por el contrario, hemos crecido en oferta de SPA y otros servicios de bienestar, pero olvidando los recursos y productos originales.

Como verán hay muchas incógnitas -y muchas más que podría plantear- y oportunidades para el desarrollo turístico con el clima como objeto, pero también amenazas, numerosas y muy serias. Deberíamos estar más atentos y hasta preocupados por la falta de acción turística que vaya más allá de mostrar logotipos en Fitur y hasta para esto chocamos o estamos mal asesorados...

Playa y/o nieve

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Cumbres nevadas desde el soleado sur

Realicé el ejercicio de imaginar un completo mapa del tiempo de Gran Canaria el 31 de enero de 2018. La situación -que no la predicción- era de nieve, chubascos, nuboso, rayos y truenos, 200 litros por metro cuadrado y un par de kilómetros más abajo 0 litros, carreteras cortadas por nieve o anegadas de agua junto a otras resecas por el sol... Un cóctel climático en una isla de 47 kilómetros de diámetro con forma de cono. No falta casi ningún fenómeno atmosférico. Una completa lección de Ciencias Naturales o una locura maravillosa de la naturaleza que se produce en esta isla muy ocasionalmente.
Esta situación. o revolutum de situaciones, es efímera, como un fogonazo excitante en el que todo gira en torno al tiempo.

En estos momentos se da la paradoja de la enorme masa de personas que quiere hacer realidad el deseo -prohibido- de ir a tocar la nieve o ver cómo cae. A la sensación de frío en las manos y en la cara que anuncia al isleño el fenómeno extraño y ocasional, se une el cálido sol bañando los cuerpos de los que disfrutan en la costa sur de la isla, o en la playa de Las Canteras. Todo ello entre chaparrones de agua que inundan las calles, claros soleados y rematados por los evocadores arcoiris, las espectaculares cascadas en los barrancos corriendo que nos indican que estamos ante un gran acontecimiento por lo inusual de estos paisajes.

Mientras tanto, en las hamacas de los hoteles los turistas disfrutan de la tumbona y escuchan a lo lejos cómo retumban los truenos que sobresaltan la agradable calidez de los rayos de un inmutable sol, avisados de que están a media hora en coche para disfrutar de la nevada, en sus jeeps descubiertos, alquilados para ir en pantalón corto y camiseta a la cumbre donde podremos verlos intentando abrigarse con las toallas playeras...

No saben -los turistas- que está prohibido ir a ver la nieve porque no hay condiciones para recibir tal aluvión de visitantes. Y es que no se trata de un domingo de verano en el que no importa que se atasque la ruta de la cumbre. Ni la noche de reyes en la calle Triana que recibe a una masa de gente que va a pasar el rato sin importarle el colapso de público. Aún así, y pese a las prohibiciones y llamamientos a la sensatez, miles de personas se atascan voluntariamente por la novedad o capricho de la nieve en unas carreteras radiales que tienen su centro en lo alto del cucurucho que forma el relieve isleño, con sus turistas y su población residente en la tangente de Gran Canaria.

La gran nevada de 1971

Recuerdo cuando de niño viví la experiencia de estos días, en un antiguo Peugeot de siete plazas, parado en una carretera de lomas peladas y heladas (lo de los bosques de pinos cumbreros, al igual que el turismo de sol y playa, se impulsó hace apenas medio siglo), y en aquellos años la población de la isla era más o menos la mitad de lo que hoy indica el Padrón. Asimismo, las rutas por carretera eran casi las mismas. Por ello imagino ahora todas esas carreteras con millares de vehículos sin poder moverse en la nieve, sin cadenas, ni alimentos, sin gasolina para encender la calefacción e incluso sin ropa de abrigo. ¡Muy temerarios y mucho temerarios!

Probablemente en la Península, con la misma situación, no se cerrarían las carreteras. Con un quitanieves sobraría para poder circular con cadenas y otros recursos que existen pero que aquí no usamos. De hecho, la nevada no es el motivo del cierre de las carreteras. Aquí se cierra el acceso a la cumbre para evitar el ritual que tiene hasta su propio himno: "Hay nieve y sol en la cumbre..." Un acontecimiento excepcional e infrecuente que anima a la población a intentar ver un fenómeno que puede que no veas en la vida si no aprovechas la ocasión aunque, como podría decir otra canción: "No hay nieve para tanta gente".
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